Rumbo al Cuarto Salón Bienal de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico: Una mirada a sus tres primeras ediciones
A medida que nos acercamos al esperado Cuarto Salón Bienal de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico, es imprescindible hacer una pausa para reflexionar sobre el trayecto recorrido hasta ahora. Los tres primeros salones bienales no solo han servido como plataforma para la visibilización del arte contemporáneo puertorriqueño, sino que han consolidado una visión colectiva en torno a la producción plástica del país, marcando hitos de evolución, resistencia y renovación estética. Esta nueva edición nos llena de entusiasmo y de esperanza al celebrar 10 años de gestión cultural. Diez años en los que hemos abierto puertas a artistas emergentes y hemos dado bienvenida a otros de trayectoria en las artes. Diez años de convergencias y desarrollo cultural. Además, le damos la bienvenida a los nuevos años por venir con imagen nueva atemperada a las nuevas tecnologías y generaciones. Sera un evento de encuentros, cumpleaños y exposición de pensamientos, obras de arte y consolidación como organización cultural que refleja nuestra identidad puertorriqueña dentro del panorama internacional.
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Primer Salón Bienal (2016) / Museo de Historia de Ponce
Fundación y afirmación: el arte como declaración de presencia
La primera edición del Salón Bienal de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico surgió en un momento de necesidad histórica: establecer un espacio curado por artistas, para artistas, desde una perspectiva autogestionada. Este primer salón fue tanto una exposición como una afirmación. Fue una declaración clara de que el arte hecho en Puerto Rico tiene peso, discurso y dirección. Participaron figuras consolidadas y emergentes, evidenciando una pluralidad de lenguajes: desde la figuración hasta la abstracción, del arte objetual al conceptualismo caribeño. El público respondió con entusiasmo, y la crítica lo reconoció como un evento con proyección institucional.
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Segundo Salón Bienal (2019) / Casa Vieja Alcaldía, Carolina
Expansión de lenguajes y apertura temática
El segundo salón mostró una evolución significativa: los artistas se atrevieron a cruzar aún más los límites formales y discursivos. La curaduría, más osada, propició el diálogo entre generaciones y estilos. La inclusión de medios no tradicionales —instalación, arte sonoro, videoarte— amplió el espectro de lo plástico, reafirmando la contemporaneidad del arte puertorriqueño. A diferencia del primer salón, que operaba desde una lógica más representativa, el segundo apostó por la interrogación conceptual. Se abordaron temas urgentes como la identidad híbrida, la crisis política y ambiental, y el cuerpo como territorio simbólico. La Asociación consolidó su rol como mediadora entre los creadores y el país que los observa y los interpela.
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Tercer Salón Bienal (2023) / Casa Escuté, Carolina
Resistencia, memoria y comunidad
Celebrado en un contexto de agitación sociopolítica y recuperación post-desastre, el tercer salón bienal adoptó un tono de resistencia y memoria. Se vieron obras profundamente comprometidas con la historia reciente de Puerto Rico, desde el trauma de los huracanes hasta las luchas por la autodeterminación y la justicia social. La exposición se expandió geográficamente con espacios alternativos, lo que implicó también un gesto de descentralización: el arte salía del cubo blanco para encontrarse con las comunidades. Fue una bienal atravesada por el sentido de urgencia, pero también por la belleza que emerge en los momentos de fractura.
Resistencia, memoria y comunidad
Celebrado en un contexto de agitación sociopolítica y recuperación post-desastre, el tercer salón bienal adoptó un tono de resistencia y memoria. Se vieron obras profundamente comprometidas con la historia reciente de Puerto Rico, desde el trauma de los huracanes hasta las luchas por la autodeterminación y la justicia social. La exposición se expandió geográficamente con espacios alternativos, lo que implicó también un gesto de descentralización: el arte salía del cubo blanco para encontrarse con las comunidades. Fue una bienal atravesada por el sentido de urgencia, pero también por la belleza que emerge en los momentos de fractura.
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Hacia el Cuarto Salón Bienal (2025): nuevas rutas, nuevos diálogos / Galería Escuela de Cultura, Rincón
Hoy, de cara al Cuarto Salón Bienal, nos situamos ante una nueva coyuntura: la digitalización acelerada del arte, el retorno de prácticas colaborativas, el debate sobre sostenibilidad y el rol del arte en la sanación colectiva. Sin embargo, hay una nueva coyuntura, que aunque ha sido siempre representada por nuestros artistas, no siempre ha sido representada en la cultura del arte en general, particularmente en Puerto Rico: la puertorriqueñidad. Este tema ha cobrado fuerza entre las generaciones más jóvenes. El orgullo de sentirse puertorriqueño y encontrar sentido a haber nacido en esta tierra, en las cosas más simples, las cosas que muchos pasan por alto: la vida del día a día. Cuando vamos por la carretera y un paisaje nos arropa, cuando alguna fábula occidental deja de serlo para formar parte de una narrativa local, o cuando solo ves aves posarse cerca de ti, la sombra de un árbol bajo el cual buscas descanso o el dolor de haber perdido algo. Pero muy en especial, veremos el amor que nos hace permanecer aquí. Nuestros artistas han sacado su sentido de observación para identificar esas sensaciones y emociones que nos sorprenden y han ocupado su talento para expresarlo. Esta próxima edición promete no solo continuidad, sino reinvención. La Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico se prepara para dar un nuevo paso, convocando a la creación desde una mirada crítica, abierta y profunda.
Esta cuarta bienal no es solo una vitrina de obras: es una conversación expandida sobre lo que significa crear desde una isla que piensa, siente y transforma. Si los primeros tres salones sembraron raíces, el cuarto es ya una ramificación abierta hacia el futuro.
Hoy, de cara al Cuarto Salón Bienal, nos situamos ante una nueva coyuntura: la digitalización acelerada del arte, el retorno de prácticas colaborativas, el debate sobre sostenibilidad y el rol del arte en la sanación colectiva. Sin embargo, hay una nueva coyuntura, que aunque ha sido siempre representada por nuestros artistas, no siempre ha sido representada en la cultura del arte en general, particularmente en Puerto Rico: la puertorriqueñidad. Este tema ha cobrado fuerza entre las generaciones más jóvenes. El orgullo de sentirse puertorriqueño y encontrar sentido a haber nacido en esta tierra, en las cosas más simples, las cosas que muchos pasan por alto: la vida del día a día. Cuando vamos por la carretera y un paisaje nos arropa, cuando alguna fábula occidental deja de serlo para formar parte de una narrativa local, o cuando solo ves aves posarse cerca de ti, la sombra de un árbol bajo el cual buscas descanso o el dolor de haber perdido algo. Pero muy en especial, veremos el amor que nos hace permanecer aquí. Nuestros artistas han sacado su sentido de observación para identificar esas sensaciones y emociones que nos sorprenden y han ocupado su talento para expresarlo. Esta próxima edición promete no solo continuidad, sino reinvención. La Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico se prepara para dar un nuevo paso, convocando a la creación desde una mirada crítica, abierta y profunda.
Esta cuarta bienal no es solo una vitrina de obras: es una conversación expandida sobre lo que significa crear desde una isla que piensa, siente y transforma. Si los primeros tres salones sembraron raíces, el cuarto es ya una ramificación abierta hacia el futuro.
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