El pulso de la Percusión Consciente; reflexiones sobre el seminario de Raúl Rodríguez González


Artículo redactado por Ranakú Qi, 17 de marzo de 2025

Hay momentos que no pasan, que se quedan como un eco que no quiere apagarse. Así me pasó en el seminario La Ejecución De La Clave En La Música Popular, impartido por el maestro percusionista, Raúl Rodríguez González, en el Dpto. de Música de la UPR, recinto de Río Piedras. ¡Literal!... entré a un portal que abarcó dos épocas significativas de mi vida: mi tiempo como estudiante y mis años como educadora del arte.

El maestro Rodríguez combinaba la teoría y la práctica, creando un ambiente propicio para el aprendizaje durante el seminario. Me atrevería a decir que su enfoque pedagógico se nutre de elementos del método socrático, fomentando un diálogo constante a través de preguntas, respuestas, debates y conclusiones. Asimismo, percibí la influencia de la educación estético-artística, donde los valores estéticos y el dominio técnico permitian una comprensión más profunda de la clave y la musicalidad. Está dual didáctica estimulaba el pensamiento crítico y la participación activa de los participantes.

Comparti este espacio con estudiantes de música y presencie como esta pedagogía generaba una RESONANCIA única que moldeo la vida, la comprensión y la pasión de manera imborrable. Vi una juventud inquieta, manos listas para hablar, oídos atentos a lo que no siempre se dice. Porque aprender música, aprender percusión, dominar la clave es aprender a escuchar el silencio también. El maestro Raúl Rodríguez interactuo de manera sutil e impactante con los participantes. Su dominio tanto del instrumento como del arte de conectar con los estudiantes reveló que la "Clave" reside en comunicar trascendiendo las palabras.

En un momento dado, el maestro soltó algo que quedó flotando en el aire como volutas de humo, "Hay que tocar consciente", palabras que resonaron profundamente en mi interior desencadenando una reflexión que se extendió más allá. ¿CUÁL ES TU LENGUAJE ARTÍSTICO? Y, aún más, me permitió observar a estos estudiantes desde tres contextos distintos: los vi como futuros artistas buscando su propia voz; los vi como herederos de una tradición; y los vi como vehículos de comunicación entre ritmos e historias.

Profundizando en estas perspectivas, me pregunto ¿Cómo puedo facilitar el descubrimiento de una voz única en los futuros artistas? Tocar con consciencia no solo implica una comprensión técnica del instrumento, sino también una conexión profunda con la emoción y la intención que se busca transmitir. El rol del maestro, por lo tanto, se convierte en el de un catalizador que proporciona las herramientas y el espacio para que cada estudiante explore, experimente y finalmente, encuentre la forma de comunicar su verdad, o sea, descubrir su voz.

No podemos considerar a los estudiantes como meros receptores de conocimientos, podemos verlos como agentes de cambio, portadores de un legado que deben honrar y, al mismo tiempo, transformar inyectando su propia perspectiva y sensibilidad. ¿Cómo harán evolucionar la

percusión en la música popular? ¿Qué nuevas sonoridades, ritmos y fusiones explorarán? ¡SOLO, el tiempo lo sabe!

¿Qué mensaje elegirán transmitir como vehículos de comunicación? Siendo el arte una poderosa herramienta capaz de trascender las barreras del lenguaje y de conectar a las personas. Cada golpe de conga, cada clave, cada patrón puede evocar una emoción, y generar un cambio. La música, en este sentido, se convierte en un canal para la reflexión social.

La anécdota de Jimmy Morales, Sammy García y otros músicos, que "se ganaban la vida tocando el bongó y las congas"... porque sabían llevar la clave, resalta la aplicación práctica de la percusión en el mundo de la música popular. No se trata solo de una habilidad sino de una forma de expresión y subsistencia.

En algún momento, a lo largo del taller, Raúl Rodríguez, preguntaba cosas simples que parecían enigmas: “¿Cuántas veces se repite el patrón?” “¿Cuál es la secuencia rítmica de la clave?” “¿Qué falta cuando escuchas?”. Y esas preguntas no solo iban para los estudiantes, iban también para mí, para todos. Porque en la música y en la vida, hay que escuchar y preguntarse: ¿Qué falta? ¿Qué sobra? ¿Dónde está la “Clave”?

Como maestra, me vi reflejada. Vi a mis estudiantes de arte, absorbiendo conocimiento y desplegando su creatividad de manera tan vibrante como los estudiantes de música. SIN EMBARGO, a pesar de compartir la misma chispa creativa, su manifestación adopta formas extraordinariamente diferentes. Esto se debe a que, aunque ambos grupos poseen cerebros creativos ㆒tanto en el ámbito musical como en el de las artes visuales㆒ la expresión artística involucra y prioriza sentidos distintos. En el caso de mis estudiantes de arte, su forma de expresión principal es a través de líneas elocuentes, colores, texturas, formas sugerentes, volumen y la manipulación del espacio. En esencia, su lenguaje es inherentemente visual, en contraste con el lenguaje inherentemente auditivo de la música.

Al final de la mañana, el seminario de Raúl Rodríguez González fue mucho más allá, fue un poderoso recordatorio de la importancia de la clave en la música popular y del potencial transformador de una pedagogía eficaz. No se trata simplemente de tocar, se trata de escuchar, responder y crear una experiencia musical significativa.

Gracias al profesor David Rivera Martínez por invitarme a ser parte de este encuentro, de esta fiesta de sonido y clave. Porque uno sale del seminario, pero la experiencia… Se queda.

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