Por: Aisha Pérez-González
PRAN- A casi una semana de la pérdida de la invaluable Casa Klumb, me encuentro todavía procesando lo acontecido. Hace algunos días el Arquitecto Warren James fue entrevistado por Jonathan Lebrón Ayala, en su programa #SinTapujos por WIAC 740 AM, para hablar de las repercusiones de lo que conllevaba perder una estructura clave para la historia arquitectónica del país. Sin embargo, para mi sorpresa, James puntualiza en una reflexión que logra generar más preguntas que respuestas.
Warren James por Mónica Félix. Recuperado de: 90 Grados
Acessa la entrevista a Warren James
La propiedad pasa a ser una parte de la Universidad de Puerto Rico en 1984, luego de que el arquitecto falleciera. A lo que entendería yo, sería un acuerdo de preservación de este espacio, reconociendo su valor para la historicidad de la Arquitectura en Puerto Rico. Sin dejar atrás las limitaciones que se enfrentan cuando se habla de preservación y conservación de un bien cultural ; y “todos los gastos que esto incurre”. Incluso, sin contar todas las otras estructuras que han sido demolidas, quemado y alterado. Inclusive aquellas que todavía permanecen y continúan en desuso.
Casa Klumb en MoMA (foto-mural al fondo) en la exhibición 'Latin America in Construction: Architecture 1955-1980' del 2015. Foto: Cortesía de MoMA, Nueva York.
James puntualiza que Casa Klumb, más allá de ser el Sueño Tropical, también nos sirve de lección para repensar la arquitectura del Puerto Rico de hoy. Menciona que, Klumb adquiere la propiedad tipo hacienda criolla en una pequeña finca de frutos menores. No la demuele, no la altera, sino que aprecia aquello ya existente y busca nuevas maneras de habitarla. Segundo, Klumb reconoce la importancia de la propiedad y comienza a depurarla. En búsqueda de la esencia, nos regala el espacio que parece, como James describe, un gran techo que cobija un gran balcón. Y, por último, mediante la existencia de lo que fue Casa Klumb, nos muestra la importancia de atesorar lo que ya tenemos y nuestro entorno.
Confieso que soy partidaria de la reconstrucción de un espacio que es clave para poder estudiar a Puerto Rico desde su lectura como el eterno Sueño Tropical, su contexto y sus realidades. Sin embargo, también me encuentro pensando en aquellas otras estructuras que también han sido parte del atropello de nuestra necesidad de construcción e infraestructura rampante en un 100x35. A casi 36 años de la adquisición y a seis de que fuera identificada por el World's Monuments como una de las propiedades históricas en peligro a nivel internacional, ¿Cómo respondemos a algo que esperábamos? ¿Cómo explicamos que perdimos una de las joyas arquitectónicas que hablaba de nuestro diálogo con Latinoamérica? ¿Cómo podremos contar una historia que le faltan páginas?
Casa Klumb, más allá de todo lo que se pueda decir de ella, se convirtió en la realidad que se enfrenta constantemente con los bienes culturales. Así que lo que nos queda es tratar de contestar éstas preguntas para poder darle paso a una recuperación justa que va más allá de la simple reacción de reconstruirla. ¿Podremos ocuparnos de todos estos espacios? ¿Podemos proteger los edificios que tenemos actualmente? ¿Cómo protegemos lo que es esencial? ¿Cómo contamos nuestra historia? Y, como apunta James, ¿Cómo hacemos un nuevo Puerto Rico con lo que ya existe?
Aisha, gracias por hacer accesible la entrevista y reflexionar sobre el caso de la Casa Klumb y el serio problema que hay en la Isla para preservar el legado histórico edificado. Mi opinión es que deben dirigirse esfuerzos a que, ya que la estructura no existe, levantar un acervo de información y documentación sobre ella en una página web libremente accesible a la consulta de todxs. Entiendo la mayoría de la información y el material gráfico para montar esa página existe. Hay una página web elaborada por la colega investigadora y planificadora urbana Rosamil Cosme, sobre la casa conocida como El Cortijo en Barranquitas https://www.elcortijopr.org/ Este tipo de proyecto educativo es esencial para que nuestrxs ciudadanxs vayan creando conciencia sobre la importancia de la preservación arquitéctónica y el valor histórico y social que tienen muchos de los edificios que nos rodean. Si no se reconstruye la casa por lo menos contamos con los elementos para conocerla, estudiarla y justipreciar su valor. La UPR debe asumir tal responsabilidad.
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