20 Questions: Omar Velázquez



Por: Daniela Silva Pérez


PRAN- Omar Velázquez se encuentra dentro de los ocho artistas escogidos para participar de la residencia The Studios at MASS MoCA Puerto Rico Artist Fellowship del Museo de Arte Moderno en Massachusetts. Conversar con Omar fue aprender mucho más sobre quién es como persona, y como sus vivencias se reflejan en su arte, específicamente en sus paisajes. Hablamos todo desde sus recuerdos con el caballo chongo, la creación de instrumentos musicales y los pájaros metaleros que habitan unas cuantas de sus obras.


Daniela Silva: Tu nombre completo

Omar Velázquez: Mi nombre completo es, el legal Omar Alberto Velázquez Román.


DS: ¿Qué nombre te gustaría tener?

OV: Ninguno, este que tengo mismo, me quito el Alberto, que está un poquito demasiado 80’s. Tú sabes, nuestras mamás.


DS: Recuerdo de tu infancia favorito

OV: ¿Recuerdo de mi infancia? Diablo, montado en el jeep de mi papá de camino al juego de pelota un sábado por la tarde.


DS: ¿Qué estudiaste?

OV: Yo estudié Humanidades, concentración en grabado. Y luego maestría en pintura y dibujo.


DS: ¿En dónde?

OV: Primero estudié en la IUPI, ahí estudié grabado y la maestría en pintura y dibujo en School of the Art Institute en Chicago.


DS: ¿Por qué eres artista?

OV: Diablo, no sé, porque no pude ser arquitecto. No puede ser, ¿qué era lo otro que quería ser? Dentista (ríe).


DS: Y si no hubieses sido artista, ¿hubieses sido arquitecto y dentista también?

OV: No creo, realmente pues siempre estuvo ahí como algo que hacía, que lo del arte se dio un poco más natural. No estoy aquí por el guiso porque no hay (ríe).


DS: ¿Qué te inspira?

OV: No, no me gusta mucho esa palabra, pero me motivan muchas cosas. Ahora mismo me motiva una cosa entre música y paisaje, eso es lo que me tiene últimamente, alimentando un poco el drive creativo. Pero pues, sabes, hay gente que le motiva las injusticias, lo político, yo he tenido muchas fases, pero ahora estoy como un poquito más como conectando con el paisaje, básicamente.


DS: ¿Dónde te inspiras?

OV: Cuando estoy bien solo. Ahora mismo estoy viviendo en el sur de Puerto Rico y hay veces que me escapo a la montaña y la montaña tiene ese lugar de tranquilidad que al menos te pone a pensar.


DS: Tu pieza de arte favorita

OV: Son un montón, ésta es difícil. Bueno, te voy a decir una de arte puertorriqueño, que es una de mis pinturas favoritas, Niebla de Carlos Raquel Rivera. Esa pintura desde que soy estudiante me encanta. De arte internacional, ahora mismo básicamente estoy… hay un pintor que se llama Bob Thomson, tiene un autorretrato y esa es una de mis piezas favoritas ahora mismo, del 1941. Self portrait 1941.


DS: ¿Tienes algún ritual para crear?

OV: Darme un café, despertar, tú sabes el café no puede faltar y ponerme los headphones y sino blastear la mini bocina y doy mis vueltas, tú sabes, pero al final… Tengo que tener algo en agenda porque eso de prepararse pa’ trabajar, tengo que tener de antemano ya un plan de las cosas que voy a hacer, de las imágenes que voy a trabajar o lo que sea que vaya a hacer y es cuestión de ahí entrar. Pero yo tengo un problema también, que me desconcentro, cualquier cosa me saca de foco y eso lo tengo desde chiquito y la gran mayoría de los artistas sufren de eso. Pero el ritual siempre es café, música, eso es todo.


DS: ¿Qué música escuchas cuando creas?

OV: De todo, desde heavy metal, la gran mayoría siempre es heavy metal. A veces escucho guitarra clásica, hubo momentos que me da con escuchar cánticos bizantinos, cosas así bien raras, música jíbara también, música de trío. Jazz de vez en cuando, pero alguno porque, no sé, no puedo escuchar tanto jazz, me vuelve loco un poco. Pero hay algunos que sí que no los puedo parar de escuchar.


DS: ¿Eres guitarrista verdad?

OV: Toco guitarra, hace ya como 10 años que toco guitarra. Empecé tocando saxofón y bajo, pero después cuando estaba en la UPR empecé a tocar guitarra eléctrica y empecé a tocar con unos muchachos y hasta hoy, todavía toco con ellos aquí. Tengo una banda aquí en Salinas que se llama Sábila, y en Chicago también toqué con un par de grupos. Pero si ese ha sido un hobby que me cuesta y le estoy invirtiendo más dinero y tiempo que la misma pintura.


DS: Si tuvieses que describir tu trabajo en tres palabras, ¿qué dirías?

OV: Ahora mismo está el color, está tomando, como te digo como van facetas. Color es una, perspectiva, pero en el caso de la perspectiva el out of focus, la cuestión de la distancia, eso es algo que está presente. Y otra, wow, caos cabrón también, porque es lo que pasa detrás, para llegar ahí siempre es un revolú. Yo nunca he podido tener una manera de trabajar súper organizado así que el caos…


DS: Si tuvieses que usar un solo color por el resto de tu vida, ¿cuál sería?

OV: Negro.


DS: ¿Con qué sonido o sonidos asocias tus piezas? Pueden ser ritmos también.

OV: Como una mezcla entre un whammy bar de una guitarra eléctrica y sonidos de pájaros (ríe).


DS: De tus piezas, ¿cuál dirías que es tu favorita?

OV: He hecho unas cuantas que han sido mi favorita. He hecho algunas que las detesto, pero luego se convierten en piezas que uno recuerda. Yo creo que mis piezas favoritas ahora mismo son, hice unas pinturas el año pasado, hice una pintura que tiene la imagen de un caballo chongo y esa imagen tiene mucho que ver con mi niñez en Isabela. Yo soy de Isabela y ese caballo chongo está como bien presente y era como una, casi, casi como una personificación de las parcelas de Isabela. Me recuerdo que una vez nene en la escuela, yo estaba como maybe como en séptimo grado, y el chamaquito me la montó así con un vacilón, o sea un bully, simplemente pues porque yo tenía un caballo y mi caballo era chongo y era como que “¡Omar viene a la escuela en caballo!” y yo “o no, el caballo está en casa”. Estaba un poco el bochorno de decir que tenía un caballo, pero realmente tuve la dicha de tener un caballo, era bien feo, pero… La pintura se llama Juju y tiene la imagen como de un caballo chongo y está como en un paisaje, así como medio, no montañoso, pero hay verde y tiene como una loma a la parte de atrás tiene un árbol seco a la mano izquierda de la pintura que forma como una mano, tiene un pez sin agua y en la parte de arriba tiene como un múcaro blanco con los ojos negros bien intenso, volando. La idea de la pintura era como una invocación al espíritu de Maso Rivera. Porque realmente la composición de la pintura sale de una carátula de un disco de Maso Rivera y su higuera, Maso Rivera y su cuatro Higuera, él está montao en un caballo tocando. 



 



DS: ¿Qué música sonaría de fondo, Maso Rivera?

OV: Bueno, de esa pintura si, se escucha Maso. Cuando hice esas pinturas yo las hice bajo el título Miracle Fruit, la fruta milagrosa, y todas las pinturas giraban en torno hacia la música jíbara, ese tipo de cosa, los temas, el paisaje. En la música jíbara está como bien pegada con el paisaje. Hice una serie de instrumentos también acompañando las pinturas. Por ejemplo, esa misma pintura que te describí, el caballo tiene como una higuera, un instrumento higuera como una fruta balanceándolo en la cabeza y yo hice una versión real de ese instrumento, pero eléctrico, con un pick up de Telecaster, una combinación, y es un cuatro porque tiene cinco cuerdas, pero es eléctrico. Es un poquito de Maso, pero con delay y con distorsión (ríe), y un phaser también psicodélico.


DS: ¿Qué te motivó a solicitar para MASS MoCA?

OV: Bueno, lo de MASS MoCA fue básicamente como buscar un respiro, porque yo me mudé para acá de vuelta a Puerto Rico, yo estaba viviendo en Chicago en los últimos cinco años y me mudé ya para agosto del 2019. Agosto, septiembre ya me mudé para Ponce y llevo viviendo en Ponce desde ese tiempo. Tenía planes 2020, tengo una agenda de trabajo y al no tener mi estudio como estaba acostumbrado en Chicago, que aún lo tengo, pero como no tengo el acceso, estaba buscando cómo apartarme un poquito. Entonces en eso pasan los terremotos y las veinte mil cosas que pasaron, que este año no nos ha quitado el guante de la cara. Parte de esa misma dinámica, amigos, se corre la voz entre nosotros los artistas de “mira solicita esta residencia, es buena a lo mejor te va a ir bien” y por referencias de otros muchos que han estado en la misma residencia, pues le dije “coño déjame darle un chance a ver”, porque yo he solicitado residencia, pero nunca he estado en ninguna, nunca me han aceptado. Básicamente esta es la primera vez que me aceptan y surge esto que ahora está como un péndulo porque todo se movió, ya no se sabe qué va a pasar.


DS: ¿Tienes algún plan o cuál es el fin qué esperas de este internado en cuestión de producto? 

 
OV: Yo tenía planeado básicamente hacer unos instrumentos allá, porque estaba planificando una exhibición para finales de septiembre entonces pues todo se pospuso y ahora va a ser ya para final de año. Entonces quería aprovechar ese mes que estaba aislado para trabajar intensivamente parte del trabajo que iba a presentar en ese show, pero me iba a enfocar más en la parte de los instrumentos musicales, porque estoy haciendo una investigación en la construcción de instrumentos típico, pero como que fuera de la norma aquí en Puerto Rico y siempre hay uno que otro artesano que se va por la suya y hace instrumentos bien extraños. En este caso estaba mirando los instrumentos de Carmelo Martel y él tiene una serie de instrumentos que están aquí en el Museo de la Música en Ponce y son como unas formas bien interesantes, como en forma de pájaro y forma de gallina, en forma de pato y cosas así. Entonces tuve como una epifanía uno de esos días que visité el museo y acompañaba a las pinturas y hubo como relación, entonces yo empecé a diseñar unos instrumentos que están de la mano básicamente ese mismo tipo de diseño, pero en el caso de lo que estoy haciendo son más como tirando a bodegón, como fruta, por ejemplo. Estoy diseñando uno ahora mismo, lo estoy construyendo. Estoy construyendo todos a la vez, estoy construyendo como cuatro instrumentos a la vez, pero siempre hay uno que sabe que va a la delantera en cuestión de diseño. Estoy haciendo uno que es una papaya, ya hice uno que es como una guanábana, ese fue el que lo enseñé el año pasado, pero ahora estoy perfeccionando un poco el diseño y añadiéndole más elementos de la construcción de instrumentos típicos de aquí. Como las maderas, por ejemplo, la madera que estoy usando son maderas locales y pues van a ser frutas. Yo quería usar la residencia para diseñar y construir por lo menos una serie pequeñas de instrumentos, que toma tiempo, pero por lo menos crear los diseños. Y sé que siempre uno pinta, uno siempre sabe cómo no hay un plan establecido, porque ellos tienen acceso también a talleres de grabado y todo ese tipo de cosas, so en verdad tenía en mente eso, pero los instrumentos eran como el foco principal.  

 



DS: ¿Tienes algún talento secreto?

OV: Bueno, aparte de que me conozco todos los detalles de la serie The Office (ríe) de Estados Unidos me la sé completa. No sé, me gusta bregar con carros, mecánica, últimamente he estado envuelto en eso. Básicamente no creo que tenga un talento secreto. Me gusta explorar cosas, tú sabes, y cuando me obsesiono con algo me obsesiono con algo. Pero talentos como tal, no sé si todavía no he descubierto. Hoy por el día estaba con mi mamá, que la visité, rompí las reglas del distanciamiento social, la visité y estaba tratando de aprender a coser. Mi mamá es costurera de toda la vida, y nosotros tenemos una forma de ser bien similar. Mi mamá quiere ser bien creativa, como ella quiere dibujar y hacer cositas. Hay veces que le digo a mami eso no es así, le explico “¡déjame!”. Hoy yo quería aprender a coser y estaba tratando de hacer unas piezas pequeñas, mascarillas y cosas así y ella estaba “¡suelta, tú no sabes lo que estás haciendo!”, pero a la misma vez la ayudé a que mejorara los patrones y ella como que “coño, oye, es mejor, me diste una muy buena idea”. So que pues, ahora quería aprender a coser, esa era mi última inquietud.


Yo vengo de una familia de tejedoras, mi abuela, mi bisabuela era tejedora de mundillo y de hilo, tejedora normal. Mi abuela, que la hija de ella también hacía tejidos montones de tejido, pero siempre lo negaron. El caso de mi abuela, mi abuela negó lo de tejer, lo negó, y mi abuela trabajó en una fábrica en la década de los 60, los 70 que aquí había muchas fábricas. Mi abuela trabajó en fábricas cosiendo zapatos toda su vida, hasta que se jubiló. Mi mamá luego trabajó jovencita en fábricas, también cosiendo, pero cosiendo ropa interior de mujer por un tiempo y luego también cosiendo zapatos. Y eso era para la 936, para esa época, pero cuando todas esas fábricas cerraron, ya yo estaba como preadolescente y mi mamá decidió irse a estudiar después de que nosotros estábamos más grandes, pero la cuestión esa de tejer, del tejido siempre ha estado, aunque ellas lo mantienen después de hobby, lo agarraron después de vieja, ninguna lo cogieron como su trabajo. Era su trabajo, pero no para ellas, una cosa bien extraña.


DS: Te pregunto, cómo ves esa influencia, si hay alguna influencia, de parte de todas estas mujeres que en esencia crean textiles, ¿cómo la ves en tu obra, si la ves?

OV: Bueno, la tela, el trabajar con la tela. Tengo recuerdos desde niño ir a tiendas de tela con mi mamá. Ella siempre nos cosía la ropa y compraba los patrones que venían ya… cortar las piezas, ensamblar, el olor a la tela, el olor a la tienda de telas, el meter la mano entre medio de las telas y sentir el frío. Ya de adulto en la práctica, hubo un tiempo que incluí construcciones de tela sencillos, experimenté con eso pero a mí me encanta cortar el canvas y montarlo, bregar con el canvas, la tijera bien amolaita, eso todavía porque compro mi tela en tiendas de tela, coger el rollo, ponerlo en la mesa la yarda, sabes, eso sigue ahí y yo crecí viendo a mi mamá haciendo eso y a mí me criaron mujeres, doñas tú sabes, mi bisabuela después mi abuela, después mi mamá, las vi a ellas siempre trabajar con las manos.


DS: Es interesante porque muchas veces nosotros no sabemos todas estas cosas detrás de una pintura. 

 
OV: Cuando yo era niño yo estaba en equipos de béisbol, de pelota, los equipos de pelota normales cada inicio de la temporada, yo jugué desde que tenía cinco años, como hasta los 12, 13 años, yo jugué béisbol, estuve en equipos de pelota, tanto mi hermano como yo, cada inicio del season había un desfile de los equipos de pelota y ese sábado que tenías que llegar a la plaza de recreo y estaban todos los equipos con el uniforme nuevo, eso era una emoción y yo recuerdo estar amanecío la noche antes con mi mamá haciendo los banderines. Mi mamá era la que siempre hacía los banderines, que se yo los gallitos de Isabela, los Marlins de acá de la barriada tal, sabes. Los otros días encontré en una de las cajas una de las camisas de mi papá, que decía “Tigre” y él era el coach. Ahora mi papá está más gordo y esa camisa me sirve a mi y es como que mi papá tenía mi edad en ese momento. Son objetos que son como espejos y son como una relación bien extraña con el material, el olor de las cosas, el fieltro, los flecos el canvas todo ese tipo de cosas, la tela se conecta con unas memorias bien extrañas. Recuerdo ver a mi mamá cortando letras amanecida y pegando, trabajando de noche, un montón de brillo, me ponía a mi a dibujar el logo del equipo y a echarle brillo y toda la cuestión. Eso era y es parte, ahora uno lo mira y dice “coño me encantaría volver a hacer estas cosas”



 


DS: Voy a leer los nombres de los demás compañeros que están en el internado y me vas a decir una palabra para describir su trabajo. Jason Mena.

OV: Jason tiene un ojo cabrón, es un tipo con un buen ojo e ideas.


DS: Awilda Sterling

OV: Es una dura del movimiento como tal y como la representación de lo que es la mujer como puertorriqueña, color, herencia y vanguardia.


DS: Karlo Andrei Ibarra

OV: Karlo es un poeta visual.


DS: Roberto Márquez

OV: El máster del humor, él tiene como una forma de trabajar el humor, una forma como bien oscura, pero a la misma vez siempre le saca la sonrisa a lo más oscuro, así que él es como un duro en eso.


DS: Quintín Rivera

OV: Lo conozco, pero no lo conozco tan bien. Es uno de esos artistas que es difícil en el sentido que hay que analizar bien, es un artista muy inteligente, un artista brillante y su obra requiere ver las cosas, pero a la misma vez él tiene la simpleza con la que trabaja a veces los actos, performance. Porque Quintín es multifacético, él ha hecho distintas cosas. Pero si, él es un artista bien intelectual.


DS: Gisela Rosario, La Macha Colón

OV: La Macha es un vacilón, puro amor y un vacilón. El otro día estaba buscando, limpiando mi gaveta y conseguí un dibujo de las hermanas Colón que yo hice como en el 2003, 2004, en una de esas noches de dibujo en la IUPI y pensé en Gisela porque tenía el pelo rojo, aunque no tiene una facción física como tal, la cara es como blanco, pero se ve las botas, una falda y el pelo rojo, tu sabes que es Gisela.


DS: Omar Velázquez

OV: Un desastre (ríe), un ruidoso (ríe), un alborotoso (ríe).


DS: ¿Qué crees que dirán los libros de historia del arte de Puerto Rico sobre ti?

OV: Ni idea, en verdad no sé. Ojalá se quede algo. Cuando yo estaba en la escuela estudiando, siempre pensaba que como que uno tiene sus cosas, realmente tú no haces esto con ningún porqué, no quieres ningún reconocimiento, lo haces porque te sale y ya, pero uno quiere contribuir un poco. Hay una parte de ti que quiere contribuir a la página de la historia del arte y según, así como uno ve imágenes de otros pintores, de otro artista gráfico, grabadores, como me pasó a mí que sentía que conocía a esas personas que tú sabes nunca los vi. Como Carlos Rafael Rivera, que son artistas que todo mi principio de cuando estaba estudiando estaba obsesionado con toda la obra de ellos. Así mismo le gustaría a uno que una generación futura diga “coño, ese tipo que se yo, la obra que se yo” y pues eso paga un poco de vuelta, pero ese no es el fin, a veces el fin es como vivir el día a día y sacarse de adentro un montón de cosas tú sabes, pero no sé qué van a decir de mí, puede ser que diga un montón de cosas, malas y buenas.  
 
 

DS: Algo que quieras decirle a las personas que después vayan a ver esto, ya sea de ti o de tu arte.

OV: Soy bien malo para decir cosas con palabras, pero a mí me gusta cuando hay momentos que son bien intensos, realmente a veces el trabajo mío no va, no es igual de intenso que el momento, así que yo busco pacificar a través del trabajo pacificar un poco la cosa. Ahora que todo esto está pasando, igual también que hace como dos años atrás, realmente esto ha sido siempre, todos los movimientos políticos, protestas desde que yo era estudiante, todo ese tipo de cosas que a veces uno tiene una fase que como que te insertas un poco más en el trabajo político y ese tipo de cosas. A veces uno quisiera tener un discurso, pero me di cuenta de que, a través de los años, aunque el discurso, el ideal político sobre los cambios de igualdad social y ese tipo de cosas están, ahora mismo todo lo trato de manejar de un punto un poquito más pasivo. Como me calmo, sabes cuando tú te calmas sentándote, mirando el mar por un rato y el giro que ha tomado lo que estoy trabajando en base al sonido, el paisaje, casi como un bestiario de imágenes que hago, que es como una forma de calmar el tiempo. A veces uno no quisiera más caos, la situación está tan caótica fuera, que hacer una obra igual de caótica es too much, trato a veces de hacer algo que sea lo opuesto. Estas imágenes, por ejemplo, tengo unas pinturas que son unas imágenes de unas montañas y que se yo, pues es eso es una forma de sentarse y tener una imagen que te pierda, que te calme un poco. Creo que esa es la manera mía de decir las cosas.


La realidad es que la pintura caribeña el paisaje es bien protagonista, el color y ese tipo de cosas, las vibraciones. Hace exactamente dos años atrás yo tenía una serie de pintura que tenía que ver, tenía un poco de paisaje, pero eran si un poquito más, como decimos nosotros, más fucked up el sentido de las imágenes, no estaban tan compuestas, era un poquito más juguetona. Y tuve una visita al estudio de Daniel Lind, aun así, que lo conozco, y es de los artistas más elocuentes que tiene Puerto Rico ahora mismo, él vio algo en la pintura en todo el cuerpo de trabajo que desde los ojos del me hizo mucho sentido. Me dijo “oye Omar, aquí veo mucho carnaval”, el vio eso y era por la cuestión de la música, composiciones que parecían ser como media surrealistas también que tenían, en ese momento sacaba cosas que parecían de pinturas surrealistas de los 30 de los 40, como paisaje dentro del paisaje, dibujar un paisaje dentro de una conga, pero esa conga está dentro de otro paisaje. De repente estaba como jugando con eso y le dije “Daniel si, tienes razón, estás viendo música y vibración que eso es carnaval” y lo estaba haciendo en un lugar por ejemplo estando en Chicago. Chicago es lo opuesto, Chicago es gris. Es una ciudad gris y marrón que no hay esos contrastes coloridos. Empecé a redescubrir el color y el paisaje y la nostalgia del color estando allá y Daniel Lind me dijo eso y de repente empecé a verlo, como aceptarlo.


A veces pienso que son como premoniciones, a veces las pinturas son como premoniciones. Antes de eso estaba pintando montañas como un loco y de repente caí en el sur y mi patio básicamente es la cordillera de montañas del sur, que me encanta y que es por eso que hay una relación bien psicomágica entre la pintura, las imágenes y como se quedan en la memoria y aun así cuando yo pienso que no soy un pintor porque no lo veo desde el punto de vista de “si ahora estoy trabajando en pintura”, pero puede ser que en un año yo esté haciendo otra cosa. Yo le he dedicado los últimos tres o cuatro años corridos a estudiar la pintura y haciendo pintura, pero no es lo único que hago. La pintura tiene esa magia también, tiene esa cosa de la ventana, que es una ventana hacia otra dimensión. Hay cosas que se relacionan, hay apariciones, un poco de magia y brujería envuelta, la buena y mala también.


DS: Me gusta mucho tu obra por el hecho de cómo tratas el paisaje, se nota que es tu paisaje y quiero saber que personajes viven ahí

OV: Realmente no son personajes humanos. En los paisajes que tengo no hay humanos, es bien extraño porque yo nunca incorporo la figura humana en el paisaje, siempre hay objetos y animales, pero animales que se comportan como humanos. La gran mayoría de los personajes que se insertan en las pinturas que he hecho en los últimos años hay como un diálogo visual entre los personajes y tienen, como por ejemplo tengo una pintura que estoy trabajando y los pájaros, sabes que los pájaros tienen un comportamiento bien particular, tú sabes territoriales, los cánticos y ese tipo de cosas. Pues estaba pintando pájaros con maquillaje de cantantes de metal, poniéndole maquillaje bien dark y cosas así, pero era como que tripeando con la idea esa de los shapes de los pájaros, pero acordándome de la fábula del múcaro que contaban cuando estábamos en la escuela. La fábula del múcaro que no tenía plumas para ir al baile de los pájaros y le tomó una pluma prestada a cada pájaro para ir al baile entonces le gustó tanto que no las regresó las plumas, entonces por eso es que el múcaro sale de noche, porque no le quiere devolver las plumas a los pájaros. Son imágenes que cuando uno es pequeño uno imagina esas cosas como que “diablo, el múcaro, el múcaro es un cabrón, es un pillo, se robó las plumas” pero pues tú sabes, la ilustración es parte de. Y llega un punto en que todos esos animales que pasan, como te conté orita el cuento del caballo chongo, son memorias. Entonces yo los inserto a la pintura como una relación de conectar con esas cosas.


Ahora mismo yo llevo un tiempo obsesionado con las auras tiñosas y aun estando en Chicago, yo estaba pintando auras tiñosas, hice como pinturas que todas tenían paisajes con auras tiñosas. Si pues el aura tiñosa tiene una característica que es un ave de rapiña y pues eso tiene connotaciones políticas porque siempre lo que son los lechones, las aves de rapiña los asocian con policías o con políticos. Es como una forma de ponerlas en distintas situaciones que no sean tanto como enemigo, que se vean dark, pero a la misma vez como que “chico, no soy tan, soy parte de”. Pero ahora mismo pintando eso y estando acá en el sur son parte o sea ellas están volando por ahí, están hustling, pero a la misma vez es un pájaro que es bien intimidante verlo, es casi un encuentro mágico verlo de cerca, pero a la misma vez es como que “diablo fo, que feo eres”. En verdad esas son cosas que están bien tripiosas y con lo de los pájaros esos con los maquillajes de metal era con la idea esa de que… Por ejemplo, a mí me pasa me gusta mucho el heavy metal, eso es lo que toco, y a veces como que al ser de Puerto Rico la gente pretende que seas tropical todo el tiempo y que adoptes toda esta imaginería tropical, que te guste la salsa, que te guste el merengue y que te guste la bomba y la plena y si me gusta verdad, pero yo no voy a estar por ahí vestido de colores y pendejá porque no es mi forma de ser. Entonces eso de pintar los pájaros en unos escenarios bien super coloridos, tropicales, pero son pájaros que están como que “yo no quiero estar aquí”, entiendes, cosas así. Realmente son como vacilones, son unos vacilones bien pendejos personales que después uno se ríe y dice “en verdad yo soy un charro, porque yo pinté eso” (ríe) pero pues, está bien.


DS: Ha estado bien chévere hablar contigo porque ahora sabiendo todo esto puedo apreciar tu obra muchísimo más. Te quiero agradecer por el ratito y por decirnos que sí, gracias mil. 
 
OV: Gracias a ti.


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