La Nueva-nueva museología



Por: Viviana I. Ayala Torres

Es un hecho que las instituciones museísticas han tenido que adaptarse a las necesidades e intereses de la sociedad a la cual sirven, especialmente en Puerto Rico. Con el paso del tiempo las visitas a los museos se tornan más extraordinarias. La nueva museología (corriente museológica originada en Francia en la segunda mitad del siglo XX bajo el impulso de Georges-Henri Rivière que redefinió los roles sociales y políticos de los museos fomentando la comunicación y los nuevos estilos de expresión) ha estado haciendo esfuerzos en forma de talleres de arte, exhibiciones interactivas e incluso actividades nocturnas para atraer a la juventud y no perder su valor dentro de una sociedad moderna.


Desde el comienzo del 2020, Puerto Rico se ha enfrentado a numerosos retos y desafíos nunca antes padecidos. Iniciamos el año con constantes terremotos en el área suroeste de la Isla, luego la pandemia del COVID-19 nos obligó a mantenernos en cuarentena como medida preventiva, a esto le sumamos los polvos del Sahara que, igualmente, atentan en contra de nuestra salud y la recién comenzada época de huracanes, todo esto bajo un régimen de corrupción colonial. Las instituciones museísticas no están excentas de estas circunstancias. Tampoco está de más decir que estos inconvenientes que hemos enfrentado como sociedad se tornan en amenaza para la misión de todo museo. Nuestros grandes museos han tendio que actuar rápido para no perder el interés de la sociedad que los rodea. Al ser instituciones que, en mayor parte, dependen de las visitas del público, éstas han tenido que proceder de forma creativa, ingeniosa, y ligera para no perder la vigencia dentro de la sociedad a la que sirven.


El Museo de Arte de Ponce (MAP) solía hacer actividades nocturnas como los “Happy Art” los “juernes” y solía ofrecer clases de yoga todos los domingos como parte de los esfuerzos llamativos y modernos con el fin de atraer a la juventud. El COVID-19 los obligó a tomar una serie de decisiones para no perder el interés que había sucitado en el público por medio de este tipo de actividad. Esto lo hicieron a través de las redes sociales: los “Happy Art” se han celebrado en línea y las clases de yoga se ofrecen a través de Instagram Live.


Igualmente, El Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) tuvo que ajustarse a la nueva realidad y buscar la manera de no perder el flujo de visitantes que habían recibido tanto por su re-estructuración a través de la nueva colección permanente, Puerto Rico Plural, y la nueva fachada. Con el mismo fin, se pudo apreciar un auge en actividades como lectura de cuentos para niños, talleres de arte (tanto para jóvenes como para personas de la tercera edad), visitas guiadas, y actividades nocturnas de diferente índole (Noches de gala y presentación de documentales como el de Bethany Hamilton: Unstoppable). Hay que reconocer los esfuerzos de la institución para no perder su vigencia dentro de una sociedad que, ya de por si, aparentaba estar perdiendo atracción hacia sus museos. Empero, estos esfuerzos no han sido en vano. Desde que comenzó la cuarentena, el museo se ha ocupado de atraer al público general mediante las redes sociales. Su programación semanal ha sido variada y ofrece saciar el interés de todos los sectores de la sociedad. Desde talleres creativos, narraciones de cuentos, presentaciones de índole científico, hasta obras de la semana, el museo se ha ocupado de satisfacer la curiosidad del público y de unir el arte y la educación a través de métodos versátiles y divertidos.


Ambos museos se acoplaron a la pandemia e incrementaron sus esfuerzos museológicos para ofrecer unos servicios y una educación de calidad a la sociedad a la cual pertenecen. Vale la pena denominar a este fenómeno como la “nueva-nueva museología” y de igual forma, alentar al pueblo puertorriqueño a seguir consumiendo y promoviendo las actividades artísticas y educativas que con tanto esfuerzo se conciben día a día por artistas, investigadores y agentes culturales del patio.

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