Vista frontal del Museo Casa Roig cerrado y en deterioro. |
Por Edwin Velázquez Collazo / Editor
Desde antes de la Pandemia del Coronavirus ya la cultura puertorriqueña venía viviendo una Pandemia Cultural a través del abandono y descuido de algunos de sus centros culturales por excelencia. En este caso me voy a referir al histórico Museo Casa Roig localizado en Humacao la cual es la primera estructura residencial del siglo XX en Puerto Rico que se incluyó en el Registro Nacional de Lugares Históricos.
Esta bella estructura arquitectónica fue diseñado en 1920 como residencia para el hacendado de la azúcar Don. Antonio Roig por el destacado arquitecto checo Antonin Nechodoma y fue donada en el 1977 por la familia Roig a la Universidad de Puerto Rico Recinto de Humacao.
La misma abrió sus puertas al público en 1989 convirtiendo en un estratégico centro para la cultura en el área este del país. Donde se celebraron importantes exposiciones de artistas plásticos locales e internacionales e inclusive fue la sede de la Bienal de Artes Plásticas Museo Casa Roig un importante certamen nacional durante la década del 2000.
Lamentablemente el Museo Casa Roig que es dirigido por el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Humacao hoy se encuentra cerrado y en peligro de un avanzado deterioro de su interior, causado a los años de filtración del agua por los techos debido al azote del Huracán María en el 2018 cuando sufrió severos daños.
En una recorrido reciente que hice por varias zonas de Humacao fui testigo de unas tétricas y poco alentadoras imágenes visuales de lo que fue este importante centro cultural al encontrarme con toldos desgarrados en el techo que permitían dejar a la intemperie e inclemencias del tiempo el invaluable techo de madera e interiores. También note abandono de sus jardines y así como en las facilidades físicas del exterior. A continuación le presento varias fotos tomadas desde la calle ya que la seguridad no me permitió acceso a los terrenos de las facilidades.
Es una gran pena que no le den el debido mantenimiento a edificios que embellecen nuestros pueblos y son parte de nuestra herencia cultural. Aunque nunca he tenido la dicha de visitarlo, si he pasado innumerables veces frente a él y me deleitaba de ver lo hermoso que es y sus jardines me encantaban. Dios quiera y las personas a cargo le dediquen el tiempo y los recursos para ponerlo en el estado que se merece.
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