In love with Zilia

Por Paula María Arribas

Ya todxs sabrán que el 2019 fue el año donde abrió la primera retrospectiva de la artista
cubana Zilia Sánchez Domínguez (La Habana, 1926) titulada Zilia Sánchez: Soy isla (I Am an Island).
En su carácter itinerante, esta exhibición comenzó como iniciativa de The Phillips Collection de Washington, DC
el pasado 16 de febrero al 19 de mayo del 2019 bajo la curaduría de la Dra. Vesela Sretenović. La próxima
parada lo fue el Museo de Arte de Ponce del 16 de junio hasta el 21 de octubre del 2019 y se encuentra
ahora en su último destino: el Museo El Barrio de Nueva York donde se exhibirá hasta el 22 de marzo del
2020. 

Soy Isla llegó al Museo de Arte de Ponce para presentar lo que Sánchez entendió es estar atrapada entre
islas. Nacer en Cuba, viajar a Europa, luego a Nueva York y, por último, establecerse en Puerto Rico
fue parte importante para su producción artística. Esta exposición contó con un número significativo
de su obra en cada una de las localizaciones donde Sánchez vivió. Comenzando con una cronología
de la vida de la artista y dos piezas que vienen resumiendo las principales ideas de la exposición:
su primer Autorretrato (1954), como encuentro de sí misma, y la pieza performática Encuentrismo
ofrenda o retorno (2000) en donde la artista lanza un barco al mar y éste se mueve entre las olas,
traduciéndose el movimiento que se da a través de su experiencia como isleña. Es así como ambas
piezas son la antesala de dos temas recurridos en la obra de Sánchez presentados en esta exposición.
La sala del museo ponceño presentó el trabajo de forma fragmentada; cada sala o espacio sirvió
para acomodar etapas de su producción que no necesariamente fueron cronológicamente expuestas,
sino más bien de temáticas que ayudó lxs espectadorxs a entender la producción artística de forma
no-lineal.

Sin título, 1959. Tinta sobre papel gaucho, 
Colección de Rosa María García Sarduy, 
Miami. Foto por: Dani Silva

Siempre habrá espacio para destacar a sus guerreras personales, sus Troyanas (1984),

que dicho sea de paso, son las primeras piezas que te reciben, de modo que la misma sala te dice “esto
está aquí por algo, date un break, ve a las otras y sabrás el por qué eso es así”. Luego de ver sus obras
significativas de amazonas y troyanas, madres que son guerreras, pero guerreras que no necesariamente
son madres… nos recibe la pieza El significado del significante (ca.1968), pieza realizada luego de una
estancia madrileña de la artista donde se ve su claro dominio del dibujo y el puntillismo. Sí, sus pinturas
escultóricas resultan bastante impresionantes por su rompimiento con la convencionalidad del lienzo,
pero su obra gráfica y medios acuosos no tuvieron la exposición necesaria y pertinente para esta
xposición. Es por eso por lo que les invito a ojear sus furias Furia I, Furia II y Furia III (1972) y de paso,
sus primeras piezas en acrílico sobre lienzo como Azul Azul (1956) y Sin título (1958) para que puedan
ver de dónde proviene la Sánchez que conocemos hoy día. 


Lunar, c.1980. Acrílico sobre lienzo 
estirado con una base de madera. Colección 
de Mima y César Reyes, San Juan. 
Foto por: Dani Silva

Sería atrevido de mi parte escribir de su trabajo más reciente sin antes darle mención a los comienzos.
Sánchez traduce su formación académica claramente a su producción artística. Su rol como escenógrafa
se puede ver en varios trabajos de distintas épocas como su Sin título (1959) que se puede concebir como
planos abstractos y donde la línea predomina de lo que pudiera ser croquis para escenarios teatrales.
Otra etapa en donde sus líneas y planos se cruzan lo es en Lunar con tatuajes (1968-1996) donde su
producción de los sesenta (líneas, círculos, abstracción) dialoga con su producción de los noventa
(lienzos estirados y colores pasteles). Por otra parte, otro medio en donde Sánchez tradujo sus topografías
lo fue a través de la escultura, ya que, a través de este, se presentó en la exposición Women Artists from Puerto
Rico en la Cayman Gallery de Nueva York en el 1983. Se presentó con la pieza Lunar VII colocándola en
el panorama artístico de mujeres en Puerto Rico y apoyó su participación en la Asociación de Artistas
Mujeres de Puerto Rico en donde obtuvo una exposición significativa. Soy Isla contó con la incorporación
de la pieza Lunar (c.1980) que, aunque su material es de lienzo estirado tiene la presentación de una
escultura cualquier que utiliza una base en madera. 



Lunar con tatuajes, ca.1968-1996. Acrílico sobre lienzo estirado. 
Colección de la artista, Cortesía de la Galería Lelong & Co., 
Nueva York. Foto por: Dani Silva

Me pareció interesante que el Museo de Arte de Ponce fuese el espacio para esta exposición por dos
razones: la primera, hace más de nueve años que no se le dedica una retrospectiva a una mujer en este
museo y segunda, porque Ponce, sin tener que entrar en el debate del pastelillo o la empanadilla, siempre
ha estado al margen de las dos islas que se vive hoy día entre lxs puertorriqueñxs; la «metro» y lxs de la
“isla”. Así mismo fue que cómo el espacio blanco y luminoso del Museo de Arte de Ponce quiso hacernos
creer la historia de la primera retrospectiva de Zilia Sánchez...y, al final de cuentas... me la creí. 

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Esta retrospectiva fue expuesta en The Phillips Collection, Washington D.C (16 de febrero al 19 de mayo
del 2019), el Museo de Arte de Ponce (15 de junio al 21 de octubre del 2019) y el Museo El Barrio
de Nueva York (20 de noviembre hasta el 22 de marzo del 2020) bajo la curaduría de la Dra. Vesela
Sretenović, Curadora Jefe de Arte Moderno y Contemporáneo de The Phillips Collection


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