por Wilmer A. Colón Echevarría, MACS
Artista
plástico
A
raíz de esta exposición y de la invitación a comentarla, di un paseo literario
por diversos senderos. Al caminar, me topé con la reacción de Cecilia
Castiglioni a Viaje al corazón: El
regreso de los hijos de la Tierra de Alejandro Corch. Ella considera la
obra del escritor argentino como una “oportunidad
de acompañarlo en la travesía que emprendió para encontrarle un sentido a las
durísimas experiencias que marcaron su vida”. Cabe resaltar, como
referencia, que este literato perdió a sus padres durante el genocidio que vivimos
en nuestra América Latina de los 70.
La
humanidad es, en esencia, buscadora de respuestas. Con imaginación y fuerza trata
de sumergirse hasta el corazón, ese lugar interno, oscuro y profundo que, en
ocasiones, difícilmente se descifran sus intenciones. La iniciativa, llamada
vida, es una travesía sin aparente regreso. En ocasiones, desemboca en un inframundo
individual.
Tal
gestión pretende explicar cómo engrana cada suceso del diario vivir y cómo se
yuxtaponen para armar todo un rompecabezas. Se busca dar sentido a lo que, quizás,
no lo tiene o que, por lo menos, se fracasa al ajustar el lente. En fin, el ser
humano peregrina anhelando conocerse a sí mismo; y eso es un asunto del, y
hacia el corazón. Con razón el proverbista dijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”
(Proverbios 4:23).
Dueña del Tiempo, mixto, 2018
Los
párrafos precedentes están íntimamente ligados a los Engranajes de vida de Nilda Rosario Planas. Ella invita a
acompañarla en un tramo de su devenir existencial. Y ese recorrido está
íntimamente relacionado a su mundo interior, que no es otra cosa que el
corazón. Su corazón.
Nilda
Rosario se vale de un lenguaje posiblemente nuevo para muchos de nosotros los
mortales que estamos acomodados en estilos tradicionales: el Neosurrealismo
“steampunk”. Su atrevido acercamiento a este movimiento artístico le ha abierto
vías creativas, y más aún, exploratorias de su realidad y percepciones. Lo
anterior responde, en parte, a la misma naturaleza del “Steampunk”, que encuentra
en el surrealismo, a mi entender, la mejor forma de expresión.
Aunque
no pretendo ampliar la descripción de esta forma de hacer arte, es menester
apuntar su carácter “retrofuturista”, por más contradictorio que parezca el
término. Es decir, este lenguaje plástico se imagina el futuro desde referentes
pasados, pero transgrede las características emblemáticas de su fuente
primaria. Por lo tanto, en este caso, las imágenes no necesariamente referirán
las funciones o significados preconcebidos o socialmente construidos. Por
ejemplo, “Mistic Sun”, una de las obras de esta muestra, es a la vez un
engranaje que propiamente podría pertenecer a alguna maquinaria de la Revolución
industrial de la posguerra, pero en realidad es un símbolo pseudo divino que
emana aromas del indigenismo local. De igual intuimos que finalmente no
representa en absoluto ni lo que vemos ni lo que parece, sino que es una auto -
lectura metafísica; y de ahí el surrealismo. De igual manera, la referencia a
lo industrial, le ubica en el “Steampunk”.
Engranajes de vida
tiene un sentido, como mencioné, “retrofuturista”. Sus piezas involucran
simultáneamente las experiencias artísticas actuales y pasadas de la autora. Al
mismo tiempo, comunican, a modo de registro y planificador espiritual, sus
respuestas pasadas, presentes y futuras a los retos vividos y por vivir.
Sabiduria,
mixto 2018
Mi
mirada a esta muestra estaría incompleta si sólo me limitara a la parte
sicológica. Por lo tanto, haré un pequeño recorrido por algunas de las piezas. Menciono,
“pequeño” porque esta muestra es más del alma que del pincel, si lo hemos de
llamar de alguna forma. Con esto no menosprecio el ejercicio plástico, sino lo
contrario. La carga emocional que Rosario logró en sus trazos, es
significativa. Con sólo enfrentarse a la pieza, se percibe la intención de la
autora. En fin, logró su cometido.
Aunque
ya comenté sobre “Mystic Sun”, debo aparejarla con “Arrow Moon”. Ambas
presentan, lo que llamaré, imágenes de primer plano. A modo de boceto
coloreado, de logotipo o de diseño gráfico, vemos la intersección emblemática
de figuras del imaginario puertorriqueño, pero también del mundo industrial. Eso
también ocurre con “Supremacía filosofal”, “Engranajes” y “Portales”, aunque estos
asoman un segundo plano y su referencia es más geométrica que cultural. El
tratamiento del tema recuerda a Tamara Lempicka con sus cabellos estilizados
cuasi metálicos.
Otra
pieza que llama mi atención, en específico, por la referencia a lo metálico es
“Sabiduría”. Más allá de lo característico del estilo de Nilda, este
búho-máquina multiesférico está estampado cual si fuera una plancha madre de
punta seca. La rigidez que emana, otra vez, remite a las tensiones internas del
ser. Sin embargo, hay obras, como “A imagen del tiempo” y “Cuentatiempos”, que
se contraponen a esa tensión para tratar de suavizar el espacio pictórico.
Pareciera un esfuerzo inconsciente (¿o adrede?) de destejar la dureza temática.
Portales,
mixto, 2018
Por
último, resulta impactante la presencia de unos
tentáculos-ramas-extensiones-flechas que casi lastiman la escena. Pueden
apreciarse en diferentes cuadros a modo de ramas, como en “Destino y vida” y a
modo de extensiones (¿rabos? ¿tentáculos?) en “Ruta del destino”, entre otros.
La
diversidad de temas y símbolos que Nilda Rosario expone en su trabajo hace ver
las luchas internas que vive el ser humano día a día. Los elementos a los que
hice alusión, y que bien podría llamar cortantes, asumen un papel decisivo en
su composición. Tal decisión interpretativa, me recuerda el periodo de
confinamiento de Elizam Escobar, las complejidades de Moisés Castillo y las
maternidades de Guayasamín. Todos, como Rosario, valientemente dejaron ver algo
de sus batallas individuales en beneficio de la apreciación del arte. Puede ser
que coincidan en la hipótesis de que todo, aun el dolor, involucra belleza.
La
obra de Rosario Planas tiene sentido de viaje - búsqueda donde el corazón, la
vida misma, es la meta y el objeto de la acción. Tal como Castiglioni refirió
de Corch, el espectador de Engranajes de
vida tiene la oportunidad de acompañar a la artista en la travesía de
buscar sentido a la vida (o en la vida). Posiblemente cada quien que le
acompañe, podrá engranar su propia historia.
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