La Princesa de Piñones
Por Prof. Nilda Rosario, M. Ed., Artista plástico y
educadora
Cómo halo de intimidad, suspiro de tranquilidad se sumerge
la mirada en escenas cotidianas. Esas que son reminiscencia de lugares y
estampas novedosas y a la vez tradicionales de la cultura puertorriqueña. Tradicionales, porque son reconocidas inmediatamente:
la Plaza de Caguas, Loíza, la calle 25 de enero en Ponce; pero novedosas porque
vienen cargadas de una nueva energía. Esto
debido al medio en el cual Marrero las presenta al espectador.
La acuarela se convierte en el vehículo conductor de
ese viaje a adentrarse en detalles tan específicos, como la corrosión de
metales, en donde se prepara el rico manjar “Bacalaítos"; y la escena aún
más real en donde se puede solicitar de inmediato a la cocinera ese tradicional
y delicioso manjar. Y al viajar por la escena
se aprecian los plátanos colgados del techo, la humilde cocina con su estufa y
las grandes manos de ese sabroso bacalaíto que al verlo el público casi lo
degusta en su paladar por su gran realismo.
Rosas Azules
La acuarela es un medio cuyo precursor lo fue el
fresco. Nace en China, poco después del
año 100 antes de Cristo, debido a la creación del papel. Para los chinos éste se convirtió en el medio
de expresión. Ya para el siglo XII, los
árabes introducen la fabricación del papel en España y de ahí se extiende a
Italia. En el desarrollo de la acuarela
el papel juega un rol importante. El
mismo provee los espacios de luz y absorbe los pigmentos que son aplicados
capas sobre capas para crear las transparencias y saturaciones en las
obras. Ejemplo de ello se puede observar
en la obra “Rosas Azules", donde Marrero recrea la libertad y felicidad de
la inocencia infantil. Trepar en un
árbol representa la travesura y aventura que el alma de la niñez provoca.
Regalo de sombra
Residencia de Valientes
Lo cotidiano lleva a pasear por la Plaza en “Regalo de
Sombras". Aquí con gran majestuosidad se recrea la imagen de
la integración del ser humano en el aprecio de éste por la naturaleza en el
centro urbano. Y si de recordar eventos
históricos se trata, Marrero hace un homenaje a los valientes luchadores del fuego
del Polvorín. Evento histórico en la
ciudad Ponceña, donde héroes pusieron en riesgo sus vidas por proteger la
ciudad de un gran fuego que amenazaba con devorarla. “Residencia de Valientes" presenta la
yuxtaposición de veladuras de rojos y negros, colores de la ciudad, que son un
vistazo a la calle 25 de enero, cuyas casas son homenaje que él perpetúa en su
obra a esos valientes héroes del Polvorín.
Cabe reseñar la gran maestría con la cual, Marrero,
maneja la aguadas para recrear sus marinas, como en “Madrugada sin Viento"
y sin olvidar el vistazo ampliado al jardín japonés bocado en El Vigía, a
través de la obra “Nishikigoí" (obra a la izquierda), con sus peces Koi cuyos colores vibrantes
invitan a tocarlos y disfrutar de su belleza magnífica.
Y finalmente “La Princesa de Piñones" con su
mirada radiante, brillante y potente, con pose de actitud vibrante que hace
recordar la creencia en que la niñez y juventud
puertorriqueña tiene carácter y fortaleza propia para llevar y dirigir al
país hacia un futuro mejor.
En fin observar con detenimiento cada detalle, cada
veladura, cada juego con el pigmento en este cuerpo de obras en acuarela es
adentrarse a un mundo de posibilidades,
de destacar la esencia puertorriqueña y con gran maestría demostrar que
la acuarela es un medio retante, el cual Marrero domina con ejemplaridad excelente. Esta es una invitación a apreciar en De Arte
en Plaza, Galería Trinitaria, la acuarela como obra formal en Entre las aguadas
y pigmentos de Ricardo Marrero.
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