Las
casualidades no existen II
Por Carlos Ortiz Burgos
Resulta difícil hablar de gráfica en Puerto Rico sin que la palabra ‘tradicional’ aparezca por alguna parte; si a esto se le añade el temadel tiempo y la memoria, parece una aburrida receta para preparar homenajes desabridos. Sin embargo, en su exposición Sobre la antología del tiempo, el artista Marcos de Jesús Carrión nos demuestra que no tiene por qué ser así. En un giro versátil desdibuja las líneas entre la gráfica, el dibujo y la escultura en una muestra, cuyo ejemplar más tradicional es un tríptico de piezas circulares a medios mixtos sobre metal.
Como el título de la muestra delata,
el tema principal de la serie presentada es el tiempo, pero no como fenómeno
físico sino como constructo de la memoria. Un dejo de melancolía llena la sala
con la paleta sepia que emplea el artista con acentos de amarillos intensos,
como si repasáramos las polaroids de los abuelos. Sensación reforzada por los
elementos principales que se repiten en casi todas las obras: una mecedora y
personas de avanzada edad. La mecedora parece hacer eco del movimiento del
péndulo. Movimiento que, mediante ese mueble recreativo-de un reposo que no es
estático- se hace metáfora de las vivencias que se almacenadas durante toda la
vida.
Pausa en el
tiempo II
Las obras, que son parte del cuerpo de
trabajo que el artista ha venido desarrollando hace algún tiempo, parecen
concebidas en un universo fragmentado , quizá como representación de la
memoria misma. Proceso este en el que solo almacenamos momentos significativos, recortados,
solapados e incluso modificados y dejando al olvido todo lo demás.
En las obras Las casualidades no
existe II y Pausa en el tiempo II-que bien podrían conformar un
díptico- el movimiento, como aparente representación del discurrir del tiempo,
no es únicamente metafórico. Un péndulo, en la primera, da golpes incesantes de
un lado al otro y en la segunda un “spyrogram” (otro elemento que se
repite) da vueltas muy de espacio. Recursos que remiten al arte cinético de los
años 60's y 70's, lo cual nos lleva a gravitar, inevitablemente, a la popularidad
de la gráfica en el Puerto Rico de esas décadas. Por extensión de
esto último, la combinación de tema y medio nos hace gravitar a la tradición de
la gráfica puertorriqueña. Empero, en Sobre la antología del tiempo no
hay genuflexión alguna ante Irene Delano, Lorenzo Homar, Rafael Tufiño, Myrna
Baez o a ningún otro importante artista de la gráfica puertorriqueña. Antes que
recurrir a figuras reconocibles del imaginario del arte de la Isla, de Jesús
parece intentar dar continuidad a esta tradición.
La muestra luce como una puesta al día de la familia del estampado, cuestionándola y buscando adentrarse a los debates del arte contemporáneo sin dejar atrás las influencias técnicas y los medios que han traído tanta gloria al arte de Puerto Rico.
Con el alma
elevada en el liviano viento del tiempo
La muestra luce como una puesta al día de la familia del estampado, cuestionándola y buscando adentrarse a los debates del arte contemporáneo sin dejar atrás las influencias técnicas y los medios que han traído tanta gloria al arte de Puerto Rico.
Si bien parte de las técnicas
milenarias, la serie que desarrolla de Jesús es más bien anti-gráfica. Esto
último puesto que niega la multi-ejemplaridad; algunos dibujos podrían ser
matrices, y el espíritu del collage -rayando en el ensamblaje- está muy
presente. De hecho incluye, en esta ocasión, dos objetos artísticos
tridimensionales.
El primero, como no, una mecedora a escala real, titulada Me perdí en el tiempo y no supe cuando, la cual luce antinatural por la blancura intacta que presenta y el espaldar -que parece de plexiglás- grabado con diseños análogos a los que se ven en las demás obras. Pieza quenos recuerda las palabras del grabador internacionalmente reconocido, Martín García Rivera, cuando dice que “en toda técnica gráfica hay algo de antinatural”, el artista debe ajustarse a la técnica para poderla dominar. De Jesús lleva esto a otra escala. En este caso, el dominio del punzón, la gubia o el buril lleva al artista a prescindir de la impresión en pos de hacernos recordar aquello (¿o aquellos?) que alguna vez estuvo presente en nuestra mente.
El primero, como no, una mecedora a escala real, titulada Me perdí en el tiempo y no supe cuando, la cual luce antinatural por la blancura intacta que presenta y el espaldar -que parece de plexiglás- grabado con diseños análogos a los que se ven en las demás obras. Pieza quenos recuerda las palabras del grabador internacionalmente reconocido, Martín García Rivera, cuando dice que “en toda técnica gráfica hay algo de antinatural”, el artista debe ajustarse a la técnica para poderla dominar. De Jesús lleva esto a otra escala. En este caso, el dominio del punzón, la gubia o el buril lleva al artista a prescindir de la impresión en pos de hacernos recordar aquello (¿o aquellos?) que alguna vez estuvo presente en nuestra mente.
Sobre la antología del tiempo funge como catalizador que utiliza nuestra memoria como matriz de
escenas individuales, personales, que sobrepasan las figuras expresadas en cada
pieza. La otra obra de tres dimensiones, titulada Con el alma elevada en el
liviano viento, se trata de una escultura en la cual la base de la mecedora
continúa presente, pero de la que se desprenden otras mecedoras más pequeñas
junto a otras partes que se elevan suspendidos de hilos transparentes. Como si
se trataran de sueños, estas esculturas completan la sensación
surreal/metafísica que se siente en todo el espacio enrarecido de la
exposición.
No
podemos pasar por desapercibida la
acertada inclusión interdisciplinaria que hace el artista al exponer
junto a sus piezas dos poemas de Kidany Acevedo Miranda. Por otro lado no nos
queda claro si el hecho de que esta exhibición, completa o parcialmente, se ha
presentado en otros espacios forma parte de su la propuesta artística. Lo
cierto es que de Jesús parece intentar reivindicar la gráfica en el
siglo XXI. De Jesús lleva el dibujo único (como cada momento) a la repetición
(como los golpes del segundero), o a la inversa.“En la época de la reproductibilidad técnica” el dibujo puede reproducir, y el grabado no tiene por qué imprimirse.
Después
de todo el presente no es más que la suma progresiva de los momentos pasados de
cara a las posibilidades inciertas, y el arte no se escapa a esta
realidad. Lo contemporáneo, este eterno ahora, no hace sentido alguno sin
lo que sucedió antes,como la gráfica contemporánea de Marcos de Jesús Carrión.
La exhibición Sobre la antología del tiempo, abierta el 18 de mayo, permanecerá abierta
al público hasta el 30 de julio de 2017 en el Museo de Las Américas, San Juan,
P.R.
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