Del círculo a la esfera: una dinámica del origen, obra de Calin Dover Tarrat en la Galería Guatíbiri de Río Piedras

Por: Carlos Ortiz Burgos

Si tuviéramos que describir en una sola palabra la más reciente exposición individual de Calin Dover Tarrat, con "paradójica" bastaría. Esférico, la muestra de este artista que actualmente cuelga de las paredes de la galería Guatíbiri, en Río Piedras, encuentra en la contradicción una fuente de sentido, mientras unifica la dicotomía tema-técnica. Como resultado, Tarrat nos presenta una selección que se ubica en el punto medio entre un arte cuasi-comercial, capaz de apelar al gusto de quien busque una pieza para decorar su sala u oficina, y un arte suficientemente significante para la sala de un museo.

Si bien la exposición se titula Esférico, las once obras, de generoso tamaño, responden al círculo antes que a la esfera, por tratarse de obras de un formato bastante clásico: pinturas de caballete sobre soportes circulares o cuadrados. No obstante al hecho de que se tratan de obras planas y sin intención alguna de volumen, la referencia a la tercera dimensión -es decir, a la esfera- proviene del tema: una suerte de génesis pseudo-científico. Línea temática entrecortada, debemos señalar, pero que no se pierde del todo gracias a la constancia del medio-mixto y la técnica, principalmente a base de círculos, presente en todas las piezas. 


El origen del universo como tema, se hace presente desde la pieza más antigua que el artista expone en esta ocasión: Creation vs Evolution (2012). Obra que consta de dos círculos de varios tonos de anaranjados en una composición diagonal, que se encuentran y se funden en una pequeña porción, dejando fuera un pez y dentro una paloma; además de esto una serie de círculos en la esquina inferior izquierda que lucen como especie de código, y todo sobre un fondo blanco. Obra representativa de la serie puesto que reúne los elementos de todas las demás: el círculo como elemento constituyente, la pintura líquida salpicada y chorreada, el collage planificado.  Sin embargo no hace falta tal título para llegar al referente. Y es que los círculos que fundamentan las composiciones, remiten a burbujas que borbotean desde profundidades sugeridas mediante los fondos blancos; fondos claramente trabajados sobre otros colores previamente dispuestos. El artista confiesa mezclar su propio blanco a partir de pinturas de varias bases, y la práctica de cancelar, -mediante este blanco- capas de pinturas anteriores para completar sus composiciones, con bastante sobriedad, es evidente a la vista. De hecho, la técnica mediante la cual Tarrat practica la abstracción es lo suficientemente buena para sostenerse por sí sola. Con lo que nos parece que podría prescindir de las figuras reconocibles; en especial nos parece que sobra cierta figurilla humana en la pieza no titulada que recibe al espectador  en la pared izquierda, a la entrada de la galería. Quizá el intento de narrativa se desprende del interés del artista en la crítica social y el estudio psicológico a través del arte, pero nos parece que obstruye la organicidad mediante la cual las obra parecen surgir por sí solas, casi naturalmente, de ese espacio indeterminable que las caracteriza.


La paleta implementada en esta serie se divide en colores derivados del azul y el rojo. Colores que en ocasiones son contenidos en dentro de los límites de las figuras y en otros momentos explotan cual "¡pop!". De aquí que el tema pueda ser leído mediante la constancia en las composiciones que parecen desde planetas enteros hasta esos momentos imaginarios en los que un espécimen emerge del agua para adelantar el proceso evolutivo. Por ejemplo, la obra Starving Empty Pockets (2016), compuesta de un gran círculo inacabado de panel plástico -cortado por la parte inferior derecha-, sobre soporte de tela y trabajado con diferentes tipos de pinturas, parece sugerir el momento en el que la necesidad funge como agente catalizador del cambio; de un elemento surgen otros de diferente naturaleza, se deriva y multiplica. Así mismo en toda la muestra, el tema y la técnica se apoyan mutuamente; tanto así que nos vemos en la necesidad de hablar de una y otra para luego volver a la anterior, y así sucesivamente. En conjunto, evidencian una exploración artística de Tarrat a través de, al menos, cuatro años y como consecuente, una madurez en la técnica que redunda en su temática.


La simplicidad de las obras y su paleta brillante aunque balanceada por tonos oscuros le otorga el atractivo decorativista del que hablábamos antes. No obstante, en cada obra hay mucho sucediente; formalmente hablando: una abstracción entre geométrica y lírica, estéticamente hablando: explosiones, movimientos, un caos conducente un posible orden futuro. De modo que las composiciones sencillas contienen dinámicas complejas. Dinámicas que hacen de las pinturas bidimensionales, obras, verdaderamente esféricas.


Esférico se presenta a partir del 8 al 22 de septiembre, en la Galería Guatíbiri, 1003 Calle González, Río Piedras. Para más información puede comunicarse al 787-635-2010 o mediante el correo electrónico dovercalin@aol.com



Sobre el autor: Carlos Ortiz Burgos, crítico de arte emergente y curador independiente. Fundador y director de la publicación digital Puntos de Fuga. Estudiante de Historia del Arte Latinoamericano y del Caribe, con énfasis en Arte de Puerto Rico, en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Graduado de la Escuela de Bellas Artes de Carolina, Especialización en dibujo (2007)

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