"Arte y neurociencia cognitiva" entrevista con la Profesora Grisselle Soto Vélez de la Escuela de Artes Plásticas
La Prof. Grisselle
Soto Vélez junto a la Dra. Mónica Iturry
PR ART NEWS - La
profesora de Educación del Arte de la Escuela de Artes Plásticas, Grisselle
Soto Vélez fue becada por la Universidad de Maimónides (Argentina) para cursar
estudios doctorales en Neurociencia Cognitiva.
La profesora Soto ha estado desarrollando una tesis sobre la experiencia
estética a la luz de la neurociencia cognitiva, tema que le hizo merecedora de
la mencionada beca.
¿Qué es la experiencia estética?
“La experiencia estética si bien ha sido
discutida desde el pensamiento filosófico con la llegada de la neurociencia,
ésta experiencia se ha vuelto objeto de estudio central de esta ciencia. De la
experiencia estética se ha escrito desde la antigüedad griega pero no hasta el
siglo XIX que sus síntomas fueron descritos por el escritor francés Stendhal
(pseudónimo de Henri-Marie Beyle) quien dio una descripción detallada del
fenómeno. Según Stendahl cuando se está frente a un grupo de obras de arte se
puede llegar a sentir un elevado ritmo cardiaco, vértigo, confusión, temblor,
palpitaciones, depresiones. Otro autor norteamericano, el filósofo educativo
John Dewey, a principios de siglo XX escribió El Arte como Experiencia, texto
en que describe cómo una serie de eventos en un contexto determinado puede
conducir a una experiencia. Para que
esta experiencia sea considerada estética tiene que tener varias
características; interacción con el medio y los materiales, así como la
capacidad de integrar emociones e intelecto, es decir, integral.”
¿Cómo surge la neurociencia cognitiva?
“El siglo XX estuvo marcado por una fuerte
corriente conductista que se impuso y pasó de alto lo que estos autores
planteaban. Con la caída del sicoanálisis y el advenimiento de nuevas formas de
investigación, nuevos recursos y la tecnología de las neuroimágenes, nace una
nueva ciencia que investiga el cerebro y por ende, el comportamiento: la
neurociencia. De la neurociencia interesa a la profesora Soto, la neurociencia
cognitiva. La neurociencia cognitiva aporta un nuevo modelo que ofrece
explicaciones científicamente probadas para entender los procesos
neurocognitivos que subyacen en el proceso de enseñanza y aprendizaje
(neuroeducación) que incluyen todos los mecanismo de memoria, atención, toma de
decisiones, lenguaje, cognición social.
Estamos viviendo una etapa de transición en
la que el paradigma sobre la mente y la memoria vigente (conductismo) entró en
crisis para dar paso a una nueva forma de estudio y entendimiento de los
procesos de pensamiento (neurociencia cognitiva).”
Laboratorio de Memoria del Hospital Abel Zubizarreta de Buenos Aires
¿Cómo se da este junte entre arte y
neurociencia cognitiva?
“La neurociencia, ha realizado varios
descubrimientos sobre el acto de hacer arte y de ver el arte que deberíamos
mirar con atención ya que replantea lo que desde la teoría se había estado
intuyendo. La neuroestética ha sido clave en este nuevo entendimiento de la
experiencia del arte y cómo produce conocimiento.
Ahora, que sabemos cómo funcionan los
circuitos neurales que afectan los estados de placer o disgusto sobre lo bello
o lo feo podemos diseñar nuevas experiencias de aprendizaje basadas en las
artes tanto en los niños como en jóvenes y en adultos” manifiesta Soto Vélez.
Sucede que tanto el contexto, la secuencia de eventos como la experiencia en sí
liberan en el cerebro una cantidad de neurotransmisores que producen placer y
goce en un área conocida como orbitofrontal ubicada parte inferior del lóbulo
frontal. Esta área es donde se manejan los juicios y las emociones. Por 200
años nos hemos preocupado por educar los juicios y la razón. Nuestro sistema
educativo (escolar y universitario) forjado tras la Ilustración olvidó educar
las emociones. Ahora no sólo pagamos las consecuencias de tal desprecio sino
que la ciencia rescata la importancia precisamente de las emociones en los
procesos cognitivos. En el caso del arte la neuroestética ha venido a
replantear cómo se enseña a crear y cómo se percibe la obra, al explicar el
funcionamiento de los actos consientes y no consientes que ocurren el cerebro.
El arte (creación o percepción) desarrolla una serie de procesos sensoriales,
motores, perceptivos, emocionales e intelectivos que tienen su origen y
funcionamiento en el cerebro, toda actividad realizada en esta dirección
equivale a un cerebro sano que se extenderá hacia una vejez con mayor calidad
de vida”.
¿Qué propones con este nuevo conocimiento?
“Entiendo que si desarrollan los estímulos
que activan ciertos circuitos y sistemas neuronales en el cerebro el
aprendizaje podría ser de mayor calidad, por lo tanto, duradero. También curso
estudios doctorales en Educación y Currículo en la Universidad Interamericana y
observo que la experiencia estética puede ser el vehículo que conduzca hacia
una reflexión profunda. La reflexión es una de las destrezas identificadas como
necesarias para el siglo XXI, además de la colaboración, el trabajo en equipo y
la comunicación con entornos digitales. Por lo tanto, propongo nuevos modelos
de enseñanza, si aprovechamos esta coyuntura histórica, podemos reorientar los
esfuerzos para mejorar la calidad del aprendizaje y de vida no sólo de nuestros
niños sino también de nuestros adultos mayores.”
La
profesora Soto presentó su propuesta ante el director académico Dr. Fabián
Román y cursó estudios con el promotor de neurociencia cognitiva en
Latinoamérica: el Dr. Néstor Román.
Participó
de un taller comunitario integrando las artes en el Laboratorio de Memoria del
Hospital Abel Zubizarreta de Buenos Aires con la Directora, la Dra. Mónica
Iturry, especialista en rehabilitación neurocognitiva.
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