PRART NEWS - Por alguna razón, hay unos pocos
artistas que, al elaborar las obras de su genio creativo, las salpican con un
elemento mágico que provoca que, al detenernos frente a ellas para
contemplarlas, inevitablemente nos dibujen una sonrisa en el rostro y, a un
nivel más profundo, dejen alojada permanentemente esa sonrisa en nuestra alma. Como sonrisa que palpita desde adentro,
vuelve a dibujarse en nuestro rostro a la menor provocación, cuando el recuerdo
de la experiencia estética nos inunda y se desborda. Esa es la experiencia que nos produce la
fascinante muestra que ofrece para nuestro deleite Obra Galería Alegría desde
el jueves 7 de mayo de 2015, a las 7:00 p.m., del artista Carmelo Sobrino, bajo
el título “Obras Inéditas de Carmelo Sobrino”.
Y es que, no importa la etapa de su
carrera que escojamos de entre sus 21 telas y una escultura, hay una hechizante
y mágica chispa en la obra de Sobrino que adhiere a nuestras mentes las
imágenes de los mundos plásticos que éste crea, haciendo que resuenen y se
recreen constantemente en los confines de nuestro pensamiento. Sus exquisitas escenas playeras impregnan el
canvas de sinuosas figuras danzantes y en constante movimiento, envueltas en el
éxtasis y la algarabía de la fiesta caribeña que todos los días se convoca en
nuestras playas. Esas deliciosas
siluetas antillanas son abrasadas por el pasional sol borinqueño, convirtiendo
las siluetas en algo así como refulgentes e inquietas llamas, que, sin embargo,
atemperan su encuentro febril con el Astro Mayor al ser acariciadas por los
dulces vientos del Atlántico y del Caribe.
La gráfica representación de esa
algarabía inherente al alma puertorriqueña, es quizás la principal contribución
de Sobrino, no sólo a la plástica patria, sino al difícil proceso de
entendernos y definirnos como Pueblo.
Mientras, por citar sólo dos notables ejemplos, Tufiño nos desarma con
la ternura y nobleza del alma puertorriqueña que nos parece algo foránea y
distante en ocasiones, y Marín le insufla dimensiones heroicas y dignas al
puertorriqueño luchador, Sobrino nos recuerda nuestro joie de vivre aún en medio de la tragedia. En su pieza de 1987 “Desastre del DuPont Plaza”,
Sobrino hace su catarsis plástica de un evento que nos consternó a todos, pero
sin permitir que el dolor y el sentido de tragedia avasallaran y apagaran
nuestra vocación para la felicidad, que es quizás ese elemento que mejor nos
define ante otros pueblos del mundo.
Esa chispa vital que tan
magistralmente comunica Sobrino en el canvas no se circunscribe al encanto
típico de sol, arena y playa. La alegría
de vivir se ve en sus telas sobre nuestra vida cotidiana en el tapón, en que
sus formas rudimentarias de carros, calles y gente, alcanzan una simpleza y un
encanto singulares, una expresividad cromática de excepcional belleza y,
nuevamente, nos muestra que ni el azar ni el tedio logran apagar nuestra energía
de vida ni ensombrecer nuestro noble espíritu de Pueblo. Sobrino nos enseña a vernos como lo que
somos, como gente buena con sus luchas y sus dolores, pero con un deseo de ser
felices que se impone sobre el dolor y la pena.
Paisajes horizontales de más
reciente cuño, dominados por líneas y amplios campos de color más que por
elementos propiamente figurativos, nos permite regodearnos en una belleza más
meditativa y serena, pero siempre reconociblemente caribeña. Sólo el alma sensible de un hombre bueno
puede lograr obras que indefectiblemente resonarán en nuestra alma colectiva de
Pueblo porque nos vemos y reconocemos en ellas.
Cada tela de Sobrino es un magistral retrato de lo que somos; no únicamente
de lo aparencial que se capta por los cinco sentidos, sino de lo esencial, lo
del alma, lo que sólo se puede expresar plásticamente cuando se es virtuoso del
pincel pero, más importante aún, cuando se es hombre de virtud.
Obra Galería Alegría está ubicada en
la Calle Cruz 301 del Viejo San Juan, dentro de su horario regular de martes a
sábado de 11:00 a.m. a 5:00 p.m. Para
más información, pueden comunicarse al (787) 723-3206/3226.
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