Por Edwin Velázquez Collazo
En años recientes hemos vistos un auge y proliferación del graffiti y el mural
como expresión artística a través de todo Puerto Rico. El mismo ha
estado de moda e inclusive se han celebrado varios festivales
internacionales. Debido a la crisis
económica que azota al país hemos visto un aumento de edificios abandonados que
se han convertido en lugares idóneos para dicha expresión artística.
Debo
señalar que existen dos tipos de expresiones grafistas: el primero lo denomino
arte callejero o “Street Art” que a veces cae dentro del arte vandálico. En el
predomina el uso de la pintura en aerosol y se realiza mayormente en muros o
paredes de lugares públicos y privados de manera clandestina, mayormente son realizados por jóvenes con aptitudes artísticas.
El segundo lo determino el Post-Graffiti o “Arte Urbano” donde
se mezclan las técnicas en aerosol tradicionales del graffiti con las técnicas
de la pintura mural, vertiente predominante hoy día en el arte urbano local, muchos
de ellos son realizados por jóvenes que han obtenido una formación artística de
nuestros centros universitarios de arte.
Tenemos que
preguntarnos si esta manifestación artística podría estar convirtiendo al área
metropolitana y nuestros centros urbanos en futuros lugares con un alto
contenido de contaminación visual ante la proliferación de los mismos en nuestro entorno
urbano. Frecuentemente los vemos en fachadas de edificios públicos y privados,
cortinas corredizas de locales comerciales y en paredes de edificios
abandonados. Me pregunto si no estamos llegando a una saturación de los mismos.
Gaffitero: RipMan
Writer
Hoy día una
de las grandes contaminaciones derivadas
por el hombre en la sociedad ha sido la contaminación visual ocasionada
sutilmente por algunos medios de comunicación a través las grandes anuncios,
rótulos, “billboards” y pasquines o carteles que encontramos a diario en las
avenidas, expresos y paredes de edificios. Todos los días nos enfrentamos como
caminantes o conductores a una impactante sobrecarga visual perjudicial para la
salud a la cual ahora le hemos añadido los graffiti o arte urbano.
A los
elementos arriba mencionados debemos añadirles también cables, postes, antenas
y otros elementos visuales que provocan cambios en una zona, afectan a la salud
de individuos y en algunos casos accidentes automovilísticos a causa la
distracción y del “stress visual” como
resultado de encontrándonos con esta gran cantidad de agentes contaminantes
visuales en aéreas reducidas urbanas.
Me pregunto
si algunas de estas imágenes funcionan como estímulos agresivos a los que son expuestos
los transeúntes diarimente de forma abusiva sin ningún tipo de filtro o defensa a su espacio visual.
Mural de Abey
Charron
Foto de Gazir-Sued
No
cuestiono la legalidad o ilegalidad del graffiti, tampoco su aportación como
medio artístico, sino trato de analizar si el arte a través del graffiti puede convertirse
potencialmente en un contaminante visual adicional de gran impacto psicológico y de salud dentro
de la sociedad puertorriqueña si llegamos a un punto de sobresaturación.
Debemos
comenzar a analizar si la proliferación de esta manifestación artística en vez
de embellecer nuestra sociedad se podría estar convirtiendo en un problema y
contaminante visual más de nuestro grotesco entorno urbano.
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