Nuestro patrimonio público en riesgo


Mural de Ramon Frade (Destruido)


Por Amir Señeriz LongoHistoriador de arte puertorriqueño

El patrimonio cultural público es responsabilidad de todos, en especial de las instituciones públicas que lo custodian. Cada obra artística conlleva una responsabilidad institucional que incluye manejo, cuidado y conservación. En Puerto Rico se han desarrollado iniciativas gubernamentales para aumentar el patrimonio cultural dentro del Gobierno. Ejemplo de ello es el Programa de Decoración de Edificios Públicos (1961 a 1973), Arte Público (Ley 107, 2001) y los jardines escultóricos. Estos proyectos gubernamentales incentivaron a artistas y ampliaron el inmueble, pero lamentablemente no delinearon una política pública para proteger estas manifestaciones. Por otro lado, la ley de Arte Público estableció la creación de la Comisión de Arte Público, la cual ha quedado en duda su función.

El Programa de Decoración de Edificios Públicos fue instituido en el 1952 bajo circular administrativa del gobernador Luis Muñoz Marín. El programa se realizó entre 1961 y 1973 bajo la dirección del Instituto de Cultura Puertorriqueño y Obras Públicas. El propósito del programa consistía en embellecer las estructuras nuevas mediante asignación de fondos para realizar obras.  Se reservaba del costo de la construcción el 1.5% ó 2% para asignarlo a la producción de obras.[1] Se ha inventariado unas 86 obras entre murales y esculturas en escuelas, cuarteles de policía y otros edificios gubernamentales. De estas, unas 42 obras fueron realizadas para escuelas públicas. Obligatoriamente preguntamos, ¿cuántas de estas obras todavía existen?

Mural El café (1971) de María Rodríguez Señeriz (Destruido)

Con el pasar de los años, por falta de valor al patrimonio, se han perdido algunas de estas obras del Programa de Decoración de Edificios Públicos. Para la década de 1990, el mural El café (1971) de María Rodríguez Señeriz fue removido de las paredes de la biblioteca de la Escuela Superior Nueva (hoy Escuela Superior Pedro Falú Orellano) en Río Grande, durante una remodelación estructural. Otros murales de la misma artista fueron desaparecidos. Alrededor del año 2000, la escuela elemental e intermedia de Cayey incineraron el mural de 1964 alusivo a Ramón Frade León por contener murcielaguina. En Caguas, se desconoce el paradero del mural del 1970 alusivo John F. Kennedy en la escuela de igual nombre del protagonista en la obra.

Mural de José Antonio Torres Martinó (Destruido)

Recientemente, el mural a Julia de Burgos realizado en 1966 por José Antonio Torres Martinó en la Escuela Elemental e Intermedia (hoy Escuela Julia de Burgos) fue eliminado tras el cierre de la escuela. En Villalba, la Escuela Superior es custodio de un mural del 1964 del pintor Epifanio Irizarry. Actualmente el mural está afectado por una avería del sistema de agua.

Neurálgico es… que al perder el patrimonio se manifiesta el valor cultural.

Es evidente que el patrimonio público está en riesgo, es urgente el ejercicio de una política pública para inventariar y supervisar la custodia del arte público. Este celo debe recaer desde la agencia hasta el personal que administra las estructuras. Como norma y ley, cada obra tiene que estar registrada con un número de propiedad que protege el inmueble. Es recomendable que el Instituto de Cultura Puertorriqueña repase sus inventarios en lugares públicos e instruya a los custodios del patrimonio. De hecho, se podrían hacer alianzas o una red de celadores con instituciones o municipios que tengan más rápido acceso para supervisar y actualizar los inventarios.

Detalle del Mural de 
Epifanio Irizarry en riesgo de deterioro por la humedad. 

Además, han surgido otros murales por iniciativas colectivas o institucionales en edificios públicos que están en riesgo por estar cerrados. Por ejemplo, en la Escuela Segundo Ruiz Belvis en Ponce, el vestíbulo exhibe un mural de 1990 del pintor Edwin Caquías. Recientemente, se ha anunciado el cierre de escuelas que seguramente muchas albergan obras. ¿Qué paradero sufrirán?

Siendo así, la identificación de obras en lugares públicos dentro de un inventario supervisado puede prevenir la pérdida o daños al patrimonio. Al nivel avanzado que se encuentra el sistema gubernamental y las alianzas disponibles, podrá ser fácil implantar esfuerzos que redunden en la conservación de nuestro incalculable patrimonio. El estimular la búsqueda de alternativas entre organizaciones gubernamentales, municipales y privadas a sumar esfuerzos para conservar nuestro invaluable patrimonio es obligatorio desde hoy.

[1] Normas que deberán seguirse en el Programa de Decoración de Obras Públicas (memorial), 31 de mayo de 1961, San Juan, Puerto Rico

Memorando, Decoración artística para edificios y estructuras públicas, 21 de noviembre de 1961
Circular Administrativa # F5-62, 18 de julio de 1962


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