Moisés Fragela: Diez años después, mis impresiones sobre el “Cronista de la Plástica Puertorriqueña Contemporánea”

“Grita por ella; si no, te la quitan”


Por Luis Cotto Román 

Hace una década, Moisés Fragela me solicitó que plasmara por escrito unas reflexiones en torno a la muestra que llevaría por título “Entre la Confusión y lo Absurdo”, la cual se presentaría en el Museo Francisco Oller en Bayamón. Accedí gustosamente, pues había desarrollado una afinidad innegable y firmemente arraigada con la expresión plástica de Fragela, y, en el proceso, había forjado una amistad personal con el artista, la cual  todavía, al día de hoy, me honra.

Recuerdo la visita a su casa/estudio en Bayamón para apreciar de primera mano las obras de la muestra y dialogar con Fragela sobre ellas. Era apenas la segunda vez que un artista ponía su confianza en mí para que articulara mis honestas impresiones sobre su ofrecimiento al público, por lo que acometí la tarea con gran entusiasmo y sentido de responsabilidad.

 Moisés Fragela

Esa visita al estudio de Fragela diez años atrás ha quedado inscrita de manera imperecedera en mi recuerdo, pues el artista me obsequió una tarde memorable en que me deleité en la apreciación de sus impactantes y fuertes lienzos; miré de cerca sus texturas; me embelesé en la paleta que utilizaba en cada pieza; dejé impregnar mi olfato por el olor a pintura aún mojada; presté atentamente mis oídos a las inteligentes e imaginativas historias del artista; y absorbí las lúdicas y extrañamente atractivas formas de los personajes fragelianos. Tengo que detenerme en ellos, pues es esa figuración primitivista y deliberadamente tosca; ese expresionismo y distorsión figurativa potentes e invasivos en la siquis, los que convierten la obra de Fragela en una muy difícil de erradicar del recuerdo. Esa tarea resulta aún más ardua cuando advertimos que, a la menor provocación, emergen en la mente esos personajes, consustanciados con la evocación de su paleta excitante y luminosa; el efectivo chorreado que añade a sus telas una dimensión misteriosa y que suaviza la fuerza del pigmento y de la figuración; el atractivo y enigmático elemento ya emblemático en su producción del alambre de púas; y hasta el acto de imprimir su firma en la obra, como un elemento plástico expresivo que acentúa la experiencia estética y, muchas veces, representa un verdadero reto poder encontrarla. Los elementos descritos hacen de sus historias plásticas unas vívidas y convincentes, las cuales ameritan la más respetuosa consideración.

El resultado de mi visita fue el que irremediablemente se alojara en mi mente la convicción de que estaba ante un auténtico cronista de la plástica contemporánea, como expresé en el título que escogí para el ensayo: “Moisés Fragela: cronista de la plástica puertorriqueña contemporánea”. Destaqué entonces cómo Moisés había respondido sensible y diestramente ante una multiforme problemática social y cómo le resultaba inevitable ser cronista de su tiempo, pues no podía sino reaccionar a un ambiente que le afectaba muy profundamente y ante el cual le resultaba imposible permanecer indiferente.

“Nunca me quiero ir de aquí/I never want to run away”

En el ejercicio de su auto-impuesta función de cronista de la plástica contemporánea, a ese momento Fragela ya había detectado la importancia central de la interacción de la verdad y la mentira en cualquier esfuerzo por definir la sociedad en que desplegamos nuestras energías vitales. Es justo consignar, en este extremo, que mi contacto inicial  con la obra de Fragela se había dado dos años antes, con la exposición individual “¿Por qué Mentir?”, en La Casa del Arte. El concepto del artista para dicha muestra fue el articular plásticamente las diversas razones que motivan al ser humano a escudarse tras la mentira. Tuve la oportunidad en aquel momento de adquirir una pieza que resonó de manera poderosa en las honduras de mi ser y en mi gusto estético: la obra “Nunca me quiero ir de aquí/I neverwantto run away”.

En una paleta fría y limitada, con preponderancia de tonalidades azul y verde, y una prominente línea blanca que enmarca la escena, el artista representa original y sensiblemente, en una rica y hábil metáfora, el pernicioso problema del abuso infantil. Aunque en la pieza no se ve al niño maltratado, percibimos y sentimos en toda su extensión la expresión de sus miedos ante el maltrato que lacera tanto su cuerpo como su dignidad humana en sus años formativos. Niño al fin, su fecunda imaginación no queda aprisionada por quienes lo oprimen; antes bien, esa imaginación se exacerba como consecuencia de su vehemente deseo de salir de allí, no obstante la versión que brinda al mundo de estar feliz en el entorno hogareño. Imagina el niño un inmenso objeto alado, con una rueda tipo “Big Wheel” que los otrora niños de los 1970 y 1980 recordamos, el cual penetra a su morada para buscarlo y rescatarlo de la condición ignominiosa en que vive.

Siempre he considerado dicha pieza como una elocuente muestra de lo que es el arte de Moisés: uno de encanto en su representación; efectiva expresión cromática; y con la capacidad de metaforizar problemas densos, sin que la utilización de las imágenes diluya o trivialice el mensaje. Antes bien, si algo ha logrado Fragela a lo largo de su carrera, es enriquecer con sus imágenes el mensaje que sirve de fondo a las mismas, pues sus imágenes se aferran a los confines de la mente y se recrean como sólo lo puede lograr en el espectador un consumado artista visual que, además, cuenta con una honda sensibilidad y empatía hacia sus semejantes. Es la efectividad de sus imágenes la que adhiere el mensaje en el intelecto y el corazón del espectador.

Ya en 2017, de cara a su exposición “La Mentira de la Verdad”, en Casa Zapater, del Museo de la Historia de Ponce, converso con Fragela; rememoro con él esa exposición por la que inicialmente lo conocí; le comento sobre lo que considero es su fijación con la idea de la dualidad mentira/verdad, e indago cómo la presente muestra se diferencia conceptualmente de su muestra de 2005:

“En “¿Por qué Mentir?”, mi preocupación era abordar las diversas razones por las que los seres humanos mentimos. En “La Mentira de la Verdad”, sin embargo, abordo un proceso más profundo y desafortunado: cómo, tanto a nivel individual como colectivo, transformamos la mentira en una verdad de la que nos convencemos, y de la que se nos convence. Es la triste institucionalización de la mentira; transformada oficialmente en la verdad. Desafortunadamente, pocas veces cuestionamos la autenticidad de lo que se nos presenta como la verdad. Es mi objetivo que el espectador incursione en ese proceso de auscultar qué hay detrás de esas ‘verdades’ que, si somos honestos con nosotros mismos, sentiremos que nos incomodan. Esa incomodidad responde a que intuimos que se nos está engañando”.


“¿Qué prefieres: una gallina o un cerdo?”

En “¿Qué prefieres: una gallina o un cerdo?”, el artista plantea la encerrona a la que nos someten quienes, debiendo tenerla obligación de tratar con veracidad a un Pueblo que les ha confiado las riendas de sus asuntos y su porvenir, le ofrecen mendacidad a cambio, ya sea porla cobardía del que se esconde y elige no hacer nada (representado por la gallina); o por la actitud porcina (representada por el cerdo), de quien  opta por actuar de la manera más burda en menosprecio de los intereses del Pueblo y del ideal de justicia social, pues  poco le importa el bienestar de sus hermanos.  Aunque dos expresiones distintas de la personalidad, tanto la cobardía de no denunciar la verdad, como la crueldad e insensibilidad de distorsionar deliberadamente la misma, son ambos actos de vileza humana que, una en una expresión pasiva y otra en una activa, comparten idéntico rasgo de permitir que se instaure la mentira como verdad oficial.

La representación plástica de esta pieza, desde mi perspectiva personal, es una extraordinariamente lograda, resultando en una poderosa y eficaz imagen que nos sacude de la neutralidad y nos confronta con la esencial equivalencia de la cobardía pasiva y la cruel insensibilidad activa, como actuaciones humanas censurables y deleznables que, por caminos distintos, llevan al mismo destino de perpetuar la mendacidad bajo un ropaje de veracidad.

El artista expresa dicha equivalencia con los gestos, posiciones y expresiones que adjudica a la gallina y al cerdo. La gallina- más bien diríamos, su osamenta-, se muestra en un plano superior, en un gesto agresivo, prácticamente petrificado, perpetuado en su violencia hacia el cerdo, que se encuentra en un plano inferior, con un gesto de pasividad y la mirada perdida. Tal imagen presenta a la más abyecta cobardía como un estado pasivo/agresivo, pues se supone que sea la gallina el ser pasivo, mas la cobardía extrema alcanza ribetes de violencia silente, por omisión. El artista muestra que esa cobardía resulta tan letal y demoledora al alma como la violencia directa y ostensible de quien somete a otros al sufrimiento y la humillación a través de burdas mentiras en las que no hay intento de fingimiento. El fondo en los complementarios azul y amarillo enmarca y dinamiza de manera plásticamente atractiva el objeto representado; y el chorreado amarillo que se escurre hacia el campo de color azul, le añade un fascinante elemento plástico a la pieza.

“A quien pueda interesar” es una pintura sobrecogedora en temática y ejecución. Se presenta prominentemente, en el lado frontal izquierdo de la pieza, el rostro en perfil de un anciano que parece emitir un alarido de dolor existencial. Ruega ser escuchado, mas nadie parece escucharlo y, peor aún, a nadie parece importarle. Su rostro se presenta como un lienzo en el que se han dibujado las estaciones, pasajes y paisajes vividos en su larga vida. Parece reflejar los surcos de la tierra; la turbulencia del mar;los escarpados montes que ha recorrido. Toda la riqueza del mundo sensible que el anciano ha degustado, y también sufrido, a manos llenas, y que anhela transmitir a quien quiera escucharlo, parece contrastar con el paisaje desértico al fondo, el cual se presenta como su triste panorama actual;ese que ansía no enfrentar solo. El anciano le ofrece “a quien pueda interesar” un atisbo de su vida, sus recuerdos, su sabiduría ganada por aciertos y errores. En esa esperanza, aguarda porque alguien quiera ocupar esa silla vacía cerca de él, pero a nadie parece interesarle regalar al anciano alguna compañía en el ocaso de su vida.


“A quien pueda interesar” 

En el espaldar y una de las patas de la silla, se ven alambres de púas. Aunque los mismos, dada su colocación, no le impedirían sentarse a quien optara por hacerlo, son demasiado notorios como para que se ignore el riesgo que pudieran representar.

Le pregunto en términos generales al artista por la simbología del elemento del alambre de púas, tan presente durante años en su obra. Me contesta Fragela que para él el alambre de púas representa una dualidad: es un elemento que sirve tanto para protegernos de lo que no queremos dejar entrar, como para impedir la salida de aquello que no queremos dejar salir, ello en el ejercicio de otro modo de protección. ¿Será acaso la presencia del alambre de púas en “A quien pueda interesar”, el último residuo de resistencia de una siquis humana que quiso protegerse de la introducción de elementos foráneos que pudieran amenazarla, y que buscaba evitar la salida de pensamientos y sentimientos que pudieran colocarla en posición vulnerable, pero que, ya en su ancianidad, desea fluir en libertad, pues el saldo de su cautela ha sido un estado de soledad y desasosiego?

La mentira de la verdad en “A quien pueda interesar” es esa “falta de tiempo” que muchas veces se aduce para justificar el abandono de nuestros ancianos, con la promesa rara vez cumplida de visitarlos y acompañarlos. Ellos, padres al fin, buscan excusar a esos hijos que los han olvidado, estableciendo otra mentira como verdad (“Mis hijos vendrán y me visitarán pronto. Sus trabajos y sus ocupaciones familiares se los impiden, pero vendrán”). Así, la ilusión de la verdad, que mientras mantenga su condición de ilusión nunca superará su condición de mentira, se convierte en la verdad oficial del hijo y de la sociedad que han abandonado a sus ancianos, así como del anciano que sigue aguardando por una visita que probablemente nunca llegará.

“Grita por ella; si no, te la quitan”  (foto inicial de la reseña) es una obra de mayor realismo anatómico y figurativo en que, irónicamente, Fragela utiliza el color rosa como elemento expresivo, no obstante ser el mismo un color tradicionalmente asociado con la irrealidad; la fantasía; la quimera. La ironía estriba en que el reclamo parece ser por algo tangible y real, pero la presencia del rosa aparenta revelar que tal realidad no es más que una fantasía.

La pintura presenta en primer plano a cuatro figuras, dos de las cuales reclaman a voz en cuello algo que anhelan con fervor; una pareja a su lado, sin embargo, mira en quietud, quizás en estado de resignación ante su convicción de que asiste al reclamo de algo sobre lo que no tiene control alguno. Nótese nuevamente el efectivo recurso del alambre de púas que sirve de verja alrededor de los cuatro sujetos. El alambre les impide salir de su estado de vehemente reclamo y “serena” expectación, a la vez que los protege de las figuras sin rostro que se encuentran detrás de ellos, las cuales probablemente representen  enigmas, preocupaciones, o miedos que no quieren encarar los protagonistas de la pintura.

Esos protagonistas dan sus espaldas a esas figuras misteriosas que probablemente pretendan confrontarlos con la desolación y el vacío existencial; con un estadio de conciencia que no quieren alcanzar quienes están protegidos por la cerca, pues ello quizás les obligaría a ocupar una silla en medio del desierto. Probablemente se aferran a una ilusión, a una distracción, para no experimentar el dolor del desierto de sus vidas y no quedar irremediablemente sumidos en él.


“Entre mis musas”

“Entre mis musas” es uno de los autorretratos de la muestra con que el artista deja claramente sentado que él mismo es una víctima de la “mentira de la verdad”. En una paleta predominantemente azul, se representa el artista a sí mismo con una mirada sesgada y profunda. Su cabeza está circundada por un blanco vaporoso y etéreo, cual si fuera el aura cuya existencia proclama la parasicología, interrumpiendo el blancola monocromía del azul. El artista exhibe en sus manos un alambre de púas, colocado de tal manera que, de primera impresión, pudiera parecer un rosario. La mirada del artista parece expresar un estado espiritual y anímico que no alcanzamos definir con precisión. Por otro lado, el alambre de púas que, según señalado antes, representa para el artista un símbolo de protección; la luminiscencia del blanco que le rodea cual si fuera un aura; más el dominio del azul (color que, para Kandinsky, estaba asociado a lo espiritual), son elementos que, en conjunción con su enigmática e indescifrable mirada, transmiten la dualidad de lo que el artista es en esencia (digamos, espiritualmente), y lo que decide presentar a otros como su esencia, convirtiéndolo en parte del problema de la “mentira de la verdad”. Expresa el artista:

“Me creo mis verdades a medias; soy parte del problema. Caigo en lo mismo que denuncio y no hago nada. En ‘Entre mis musas’, me presento en un estado intermedio entre quien soy y quien quiero decir que soy. No todo es alegría”.

Al considerar la estética de “Grita por ella; si no, te la quitan” y “Entre mis musas”, no podemos dejar de advertir la incursión de Fragela en un lenguaje de corte más realista, alcanzando su mayor grado de realismo en la segunda.

“¿Por qué esa cara?”

En otras obras más recientes del artista, como en “¿Por qué esa cara?”, apreciamos una dosis de realismo imbricada con esas formas, facciones y perfiles deliberadamente distorsionados, toscos y rudimentarios trabajados por el artista durante años, dejando el saldo de una extrañamente atractiva figuración que conjuga los lenguajes realista y expresionista, creando así un nuevo lenguaje. Al contemplar las obras de ese corte, quedamos con una impresión similar a la que pudiéramos experimentaren el cine con imágenes trabajadas en “ImageMotion”, uno de cuyos ejemplos más notables es el de la película “Polar Express”. En dicha técnica, el movimiento, apariencia y emociones de los seres humanos se combinan con la animación tradicional para lograr una estética diferente que provoca nuevos modos de ver. Con dicha técnica, experimentamos a la vez la cercanía del realismo y la distancia de  unas expresiones estéticas que nos recuerdan que no estamos ante el mayor realismo posible. Alcanzamos la conciencia de que estamos ante una imagen diferente, que nos motiva a acercarnos y alejarnos al mismo tiempo.

Hemos sido afortunados de ver otras obras cargadas del nuevo realismo de Fragela, las cuales no forman parte de la muestra. En las mismas, el artista parece ir definiendo con convicción y seguridad ese nuevo modo de representar la realidad, y hacernos verla, sin abandonar del todo a sus referentes tradicionales, a saber, Basquiat, Pollock y Bacon. Detectamos en esas obras más recientes figuras convincentemente realistas, pero en un estadio intermedio entre el realismo y el expresionismo, primitivismo, o cualquier otro lenguaje del universo plástico de Fragela. Son representaciones fuertes, directas, duras y, como me comentó un amigo artista a quien le compartí mis impresiones sobre esa nueva figuración, resultan “desafiantes”.

Ejemplo de esta nueva estética hacia la que se dirige el artista es “Si tú no hablas, yo tampoco”, atractiva y poderosa pintura que, aunque no forma parte de la muestra, nos da un atisbo de la ruta plástica que sigue Fragela. Dos chicas de inusual y extraño atractivo se encuentran dándose la espalda una a la otra. Una mira al espectador con intensidad y seguridad; la otra, tiene sus ojos cerrados y su boca en una forma en que, analizada en conjunción con el cierre de sus ojos, transmite la sensación de que duerme, o, quizás, medita. Ambas se encuentran enlazadas por el alambre de púas que, una vez más, parecería protegerlas de algo o alguien. Se trata de una imagen de impacto; con presencia; que deja su huella en los sentidos y en el recuerdo.


“Si tú no hablas, yo tampoco”

“Si tú no hablas, yo tampoco”, y otras ya discutidas sobre las cuales hemos destacado el tipo de realismo logrado por el artista, producen en el espectador emociones en tensión, confrontándolo con rostros que, mirados de primera impresión, pudieran parecer anti-estéticos, pero que, sin embargo, portan una belleza subliminal, así como una definición y firmeza de rasgos, que los hace inolvidables y únicos. El lector que recuerde a Rossy De Palma, célebre “chica Almodóvar” que encendiera la pantalla del celuloide con su peculiar rostro en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, podrá entender el tipo de estética que intento explicar. El propio director español decía que veía en Rossy una “belleza cubista”, y fue en gran medida su inolvidable rostro- sin restarle a sus méritos profesionales- lo que la catapultó al éxito y convirtió en tarea imposible que el espectador pudiera desdibujarla de su mente. Con razón aludía Almodóvar a su “belleza cubista”, pues, ¿quién, luego de contemplar “Les Demoisellesd’Avignon, pintura de la cual fácilmente pudo haber salido Rossy De Palma, puede erradicar su imagen del recuerdo? Según el criterio de muchos, Rossy De Palma “rompe las reglas de la belleza”, permitiendo al público apreciar una nueva belleza a la que no estaba acostumbrado. De manera similar, Moisés nos expone a una nueva belleza a la que quizás no estábamos acostumbrados.

“Te espero en la cama” presenta en primer plano, de manera prominente, una cama cubierta de sábanas ajadas. Tras su espaldar, hay un llamativo juego de colores de azul, amarillo, rojo, verde y rosa. La cama parece estar en un campo abierto en el que, en distintos lugares, se ven sillas vacías.


“Te espero en la cama”

En esta obra, Fragela captura plásticamente su visión de esas personas que, habiendo sido abandonadas por sus parejas, viven, y proclaman a todos, la ilusión de que la persona amada volverá, lo cual, sin embargo, no ocurre. Presenta a esas personas esclavizadas por el fantasma de un ser que lo impregna todo y que, debido a dicho cautiverio al que se les ha sometido, no pueden fluir existencialmente. Es la mentira que se vive para combatir la triste realidad del abandono. El colorido de los fuegos artificiales de lo que pudo haber sido una memorable relación afectiva y pasional, se presenta contenido y aprisionado tras el espaldar de la cama, como un viejo recuerdo que va menguando hasta alcanzar su desvanecimiento, pero el cual la persona despojada de sus afectosse empeña en mantener vivo como una realidad artificial: esa del retorno de la persona amada.

En “La Mentira de la Verdad”, Moisés Fragela continúa denunciando realidades que, debido a su fina sensibilidad, no puede dejar de expresar. Fragela recorre un variado espectro que abarca el autoengaño, el desamor, el abandono de nuestros ancianos, el abuso infantil, la indolencia política, y otros males que nos aquejan como colectivo social.

A lo largo de la última década, la visión social, pero también personal y espiritual del artista, se han agudizado. Sus quebrantos de salud le ubicaron en una frecuencia de mayor sintonía con lo verdaderamente importante de la vida y, a través de su exquisito talento y sus peculiares mundos vividos e imaginados, ha conjugado su arte con un mensaje honesto, profundo y sentido.

Diez años después, me place advertir que Moisés Fragela sigue siendo ese convincente, talentoso y sensible cronista de la plástica puertorriqueña que, aún con mayor urgencia que una década atrás, necesitamos nos recuerde los linderos de la mentira y la verdad, de modo que convirtamos esta última en nuestro faro rector en nuestro camino individual y, más importante aún, en nuestro sendero como compañeros de viaje hacia lo que, si aunamos esfuerzos, podría ser un horizonte de ensueño como Pueblo.

“La Mentira de la Verdad” estará expuesta en la Casa Zapater, del Museo de la Historia de Ponce, hasta principios de junio de 2017. La Casa Zapater está ubicada en la Calle Reina Isabel #5, en Ponce, Puerto Rico, y está abierta al público en su horario regular de 8:00 a.m. a 4:30 p.m. Para mayor información, puede llamar al (787) 844-7071, o al (787) 645-3339.

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